domingo

YO YA TE HE POSEÍDO...

Siento el calor de tu piel, mis manos deseosas por perderse un instante, en el infinito espacio del sentir de tu cuerpo.
Siento mi sangre agitada por el candor de tus besos.
Siento tu calor junto al mío evocando lujurias.
Que nos llevarían al Nirvana.
Cuando observo tus ojos torneados que comienzan a hablar nuestras miradas.
En un mismo idioma apasionado, con palabras de anhelos.
Que piden a gritos que nuestros cuerpos se unan en un eclipse de pasión.
Y se perfila un torrente de deseos.
Que nos cierra los ojos y nos abre los sentidos.
Fundiéndonos labio a labio en una sola ilusión de estar en paz y apasionados.

El calor en tu piel es un peligro que me gusta.
Un gemido anclado en silencio.
Esperando la erupción...
El caos hecho cielo, con tu sudor y mis besos.
Son combinación perfecta.
En este juego peligroso que nos lleva a ese mundo intenso.
Ese lugar divino donde moran mis deseos.
Ese instante que fue testigo inerte.
De la divina amalgama entre nuestros cuerpos.
El calor que se esconde entre el todo y la nada.
Que no entiende de sentido ni entiende de razón.
Como única guía el sentir que nos lleva directo a ahogar nuestro ser en el sudor apasionado.
En esa pequeña estela que deja escrito en el tiempo.
Nuestra cita con el destino en este inusitado encuentro.
Y esta fiebre de ti que me ahoga y me envuelve. 
En un solo transitar, el sendero de la gloria que va directo a tu vientre.
Y entre el calor y el frío yo me pueda posar.
Dentro de nuestro ser apasionado que ya no podemos -ni queremos- controlar.

Y aunque sea sólo un pensamiento este encuentro divino.
La imaginación de estar con quien no quiere conmigo.
Ya no tengo escapatoria, ya tú eres mi camino.
Ya te siento de mí y quieras o no eres mi dulce tormento.
Por tus propios deseos me plantare en tu vida.
Me tatuare en tu piel para siempre.
Hoy no sabes que existo, mañana seré tu verdad
En el amor y la pasión, ambos seremos guías

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