domingo

Día del Padre...con Amor


Hay un hombre al que los hombres no dejamos de admirar, lo abrazamos y queremos y llegamos a besar: Nuestro Padre.

Ese que nos regaña sí pelamos la pelota que nos lanza y que luego de corregirnos, nos plena de alabanzas.

El estricto -según mamá- al cual hay que pedirle permiso para hacer algo y él te envía con ella, que a la final decide.

La cartera que siempre nos ayuda desde niños hasta grandes.

Con el que discutimos y estamos de acuerdo.

Quien mima a sus hijas y de los gozones las cuida.

El que se molesta más cuando su hija queda embarazada y que luego es el más sobreprotector abuelo que existe para esa criaturita que es más suya que el padre que no quiso ser el responsable, pasando a ser “abuelo-papá”.

El que repara las cosas y según su talento, quedan mejores, peores o “amañadas”.

El que lloramos cuando se va a trabajar y que corremos a recibir cuando llega.

El viejo que está en el cielo (su alma) en el cementerio al cual vamos a hablarle (sus restos) y que está cada instante cuidándonos y reforzando lo que en vida hizo con su ejemplo (en nuestros corazones).

El papá que empuja el coche.

El que puede llorar en silencio cuando su esposa con vida no está pero que es fuerte para cuidar a sus hijos.

Quien abraza a su bebé con tanta fuerza como cuando hizo el amor que le procreó.

A quien los hombres le heredamos la ropa, las mañas, costumbres, frases y gestos.

Para algunos, la herencia no es sólo de apellido, sino de nombre.

El que te permitió tener tu identidad o el que te batalló lo que elegiste porque lo vio frívolo o por cuidarte de no ser y hacer una sola cosa en vida, sino estar preparado para hacer, querer y poder más.

Ese que está orgulloso de maneras tan poco convencionales.

Ese que se quedó a hacer un hogar y lo mantuvo hasta el final.

El que sí demostró coraje y acogió a su lado no sólo a una mujer, sino al hijo-hija o varios que otros por irresponsables no aceptaron. Y también para aquellos que cumplen la función de criar con bien a los hijos huérfanos, tal cual como su padre natural hubiese querido.

El que les enseña a los hijos no a amar lo que a él le gusta, sino a que amen lo que hacen.

Al que en un grupo, trabajo, entorno se porta como un padre para quienes están a su lado, sirviendo de ejemplo de cómo se ha de tratar a las personas, para que éstas sean mejores y a nadie desamparen.

A esos tíos que son los segundos padres. A los padrinos que sí saben lo que conlleva a ser un padrino y no son mero adorno de una misa y un regalo de cuando en vez.

Para éstos y millardos más de casos
¡FELIZ DÍA DEL PADRE!

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