Recibido en mi correo reinaldogarnica@hotmail.com,
a la orden de quien acá se quiera expresar
Es posible que en este instante también releas las líneas que la vida
alguna vez te obsequio y que como ser humano atrapado por el sentimiento de vez
en vez, sientas esa nostalgia, de volver a sentir esa calidez, esos brazos,
esos besos, ese querer…
Es posible que en este instante te preguntes, el si hubiese, pero que ya
no retorna.
También es muy posible que a esta hora sumido en el más profundo sueño,
estés entregado felizmente a otros brazos, a los brazos de la costumbre, de la
comodidad, de los sin preguntas, para los que no hay respuestas. Brazos de
estabilidad económica y social, una cuota de sexo semanal y los que le dan
vueltas al perro y le llevan de comer.
Es posible que ya no te importe ser entendido, querido o acompañado,
basta con proporcionar una dosis terapéutica de mediocridad y desesperanza,
para sentir satisfecho el ego masculino de no fracaso, no hay vuelta atrás,
nadie jamás tendrá razón.
Al fin y al cabo, es posible que los sentimientos no sean más que
mariqueras con las que fantaseas, para levantarte y escribirle a alguien
diferente a la cotidianidad, con el que te inventas un tipo de sexo nuevo, que
termina finalmente en penetración, con alguna buena fortuna en orgasmo y si de
verdad los astros te favorecen con una segunda tanda, una manera diferente de
incomodarte en tu cama, tal vez de nuevos sabores y hasta un peito de esos que
tanto enriquecen, pero que a la final es la misma vaina. Todo termina en tedio.
Es posible, que ya ni recuerdes su nombre, tal vez la ocasión, lo que
hiciste, pero no su nombre… Y así como todo es tan posible, que mañana
amanezcas muerto, decrepito, humillado, flácido, impotente, con eyaculación
precoz, nada de lo que enorgullecerte. Seas enterrado en una fosa común y es
tan posible que ni aún así te arrepientas…
Carla
Cárdenas
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