domingo

Quiero Comprar Beso(s)...

Es un pecado burdo, porque eso vale más que el sexo. Y no hay dinero que los pague.

No les quiero insultar, sé que no necesitan el dinero, el cual podrían donar, en caso de aceptar.

Te pregunto, mujer que lees esto, ¿cuánto por un beso, tú me querrías cobrar?

Es el desespero de mi alma, el rechazo hacia mi imagen y el destino que me señala.

Sé que perderías, porque sabes cuánto vales. Y que cada beso de mujer es un diamante puro para cada hombre, que por ellos se siente más seguro.

Hoy pido comprar besos que no me he ganado. Hoy me hinco a mendigar cariño. Hoy imploro ese afecto hecho belleza.

No te compraría un beso seco, sin referirme a labios no húmedos. Un beso que me diga, ¡espero te devuelva un poco de fe!

Ese dinero se acabará en lo que decidas. El sabor de ese beso no. 

Y no, no te pido más que ello. Sexo no es mi sendero, sino los labios mi norte.

Un abrazo que venga junto a ello, una mirada a los ojos, una sonrisa, eso sí quisiera viniera en el precio. Con la cámara de mis ojos y el chip de mi memoria, guardaré para siempre. La fecha quedará rotulada en mi alma, tu perfume en mis recuerdos, tu sabor será mi ambrosía.

No compraría este beso a ninguna mujer ajena, la deshonra sería mi pena y ya mi orgullo está en condena.

El amor no quiere llegar por destino, por eso baño de lágrimas mi camino; quizás este ignominioso desatino, sea mi último tren o mi exterminio.

Busco de una mujer sin ataduras, un beso que destruya mis amarguras; quizás no se repita, porque pase algo, más sé que de ello, mucho más valgo.

Tanto portarme bien y ni por compasión los recibo. Necesito uno. Les juro que no recibirlos es una cárcel en libertad, donde cada día se pierde la confianza y la paz.

Si como hombre te doy pena, por leer esto que no es mentira; recuerda que soy de los que portan condena, de no tener con quien vivir el amor y la vida.

Vaya mi prosa dolida y vergonzosa, hasta donde una mujer caritativa adose picardía; y sea por un gusto de momento y sin malicia, me venda un beso que de nuevo, revalorice, mi pobre y sin romance, sedentaria vida.

Sí aceptas, coloca las condiciones. La felicidad no tiene precio en metálico, sino en esfuerzo, nobleza y pureza.

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