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"Bohemías de un sobrio de vida" de Héctor Fernández Guerrero

El licenciado Héctor Fernández Guerrero es un bibliotecólogo mexicano que se fue por la salida comunicacional más directa y digestiva que existe en la actualidad: El Stand Up Comedy, donde es el "Macario Brujo", reconocido por un humor negro y verde muy particular.

Más allá de sus dotes para el humor, es una persona muy cordial, comedida y servicial, para nada mezquino y luchador por la integración no sólo en su país, sino en Latinoamérica.

También muestra dotes de prosa, desideratas y bohemías, de las cuales extrajimos unas muy pocas, expresando su sentir sin tabú, su anhelo por un mejor país y el gusto de sacar su sentir. Todo un honor poder mostrar un toquecito de trabajo. Pueden seguirle en Facebook y Twitter.
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Con tanta prisa por morir, me olvidé de que había una vida por vivir. Con tanta prisa por morir, compré ideas que sirvieran como consuelo. Con tanta prisa por morir, se me pasaron las horas en balde, esperando lo siguiente. Con tanta prisa por morir, me esforcé tanto en ser recordado, que me olvidé de mí mismo.

Libertad: capacidad de consciencia para pensar y actuar, según la propia voluntad.

Amanecí cansado de este mundo, como se cansa el árbol de ser herido. Caen sin vida, las ramas que se elevaban hacia la esperanza. Mi tronco, enfermo, seco, se debilita. Las raíces se perdieron. La muerte está sentada junto a mí, contándome su más grande secreto: algún día llegará la primavera! México: algún día saldrá el sol.

Como una niña perdida, avanza sin rumbo la noche. Desconoce su camino, desde que le robaron las estrellas. ¿Cómo podría un marinero orientarse sin ellas? La tecnología no es la respuesta, porque lo que movía al marinero y a la noche, era el canto de las esferas celestes.

Camino sin escucharte. Sé que estás por ahí, con tus ansias de control, con tu idea absurda de poseerlo todo. Sé que crees que eres importante. Dejé de darte importancia, como El Niño que ya no espera nada de Dios. Y como no espero nada de ti, a cambio te ofrezco lo mismo. Adiós fantasma de patria, sombra que cubría la verdad: no hay política, ni México, ni monstruos. Solo caminos por conocer.


Hotel de 85 varos. Tres botones de radio en la pared. Suena: "Siempre en mi mente" de Juan Gabriel. La chica, cobró 300. Se queda diez minutos más de lo ofrecido y fuma, mientras mira la luz azul de un espectacular de ropa interior de diseñador. Se viste, se va sin despedirse, deja un cigarro para mí y sé que el amor existe.

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