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La #Selfie de una Mujer

Selfie de la emprendedora Vanessa, quien nos concedió el permiso
 de su grata imagen, desde cuenta Instagram y Twitter de Asesoría, Servicio y Venta de Maquillajes: @Glamcosmeticsve
Nada más seguro, coqueto, humilde, aventurero, locuaz, seguro y sereno, entre tantas definiciones más, que la selfie de una mujer.

Esa imagen que nos hace sentir  los hombres suspiros, un sonrojo que callamos por quizás un falso machismo; un revoloteo del estómago, para los más osados una excitación que ni describiré y para otros una cercanía con quien dio un leve pero respetuoso permiso para que su imagen fuese admirada.

Porque la imagen de una mujer no se ve, se admira.

Están las que muestran su ropa de dormir, desde la más tierna hasta la más descubierta; contrastando con las más osadas que no temen al que dirán mostrando su piel cubierta por un fino hilo de bikini o ropa íntima. Y no temen porque están resguardadas por el arma de quienes saben quiénes son en la vida: la personalidad.

La rebeldía crece cuando muestran su blummer o sostén; esa prenda que para muchas no se debe mostrar, pues a la vita esta.

Y sin temer a cómo se vea su piel, por los años, el peso, la acción del día a día, la vida de su país, su vida como madres o abuelas o jovencitas en desarrollo, la selfie es un registro de la seguridad, del día que será historia y que pasado al tiempo te dirá en forma gráfica cómo eras, porque ya ellas saben quiénes son por dentro, por donde vale.

Sea para trabajar, playa, fiesta, reunión, marcha, declaración, lucha, parque y cualquier paisaje de fondo, desde el más paradisíaco hasta la pare de un baño, la selfie es lo que la mujer quiere llevar a la posteridad en digital. Porque lo que desea dejar a la posteridad como legado, son sus obras, palabras, creaciones.

En una selfie buscan su mejor ángulo, que su mano capte ese milímetro que ella desea captar en el tiempo; que su picardía sea lo que rebose y se haga sensual. Que se muestre su esfuerzo y querer.

Una selfie de mujer es invitar a soñar, a desear, a creer, a inspirar, a respetar y saber que sí a tus manos llegó, está en ti elegir si admirar o irrespetar con cosas vacías y superficiales como el deseo sexual o que sea tu trofeo. Poco hombre aquel que no sabe cuánto vale una mujer.

Muestran ellas su cama, sus adornos, sus lugares de diario, sus innovaciones y lo que les sorprende al fondo de una foto, que va desde el vestido que las hace sentir bien, hasta la dormilona conque amanecen y se siguen sintiendo bien. Desde el peinado más sofisticado hasta lucir despeinada. Desde el maquillaje que las hace feliz hasta el espectáculo natural de su rostro al ídem.

Cuando una mujer muestra su selfie, en Instagram, Facebook, Twitter, WhatsApp, Tinder o más, está mostrando su antes, ahora y futuro. Porque el tiempo se detiene en una foto y escribe tanto en ella que el aprendizaje posterior se hace inmenso, para quien quiere verla en verdad.

La selfie de una mujer es a veces ese beso que de ella no podremos recibir, por lejanía, destino, caminos separados o por no conocernos.

Y a veces esa selfie posee un solo destinatario. Un hombre que debe probar que en verdad lo es, al verla y borrarla de su equipo, más no de sus retinas, alma, mente y corazón; esas selfies son las eróticas y las nudes.

La selfie es parte de la vida, la mujer, es vida.

Cómo quisiera tu selfie y luego, tu foto conmigo. O canjear ambos por el resto de ésta vida y posteriores, contigo.

Regálame tu foto, que quiero tu recuerdo.

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