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domingo

Tengo Demasiada Nostalgia

tengo demasiada nostalgia

De los lugares que visité y me permitieron aprender y reír.

Esos aromas y colores que incluso sin saberlo, estimularon mis sentidos y se me transformaron en motivos.

Los sonidos del entorno.

La dinámica de la mañana, de la tarde, de las noches o madrugadas.

De eso tengo demasiada nostalgia y quisiera se repitiera.

 

Tanta gente que quise y ya no está en físico o en la misma tierra.

De quien me ayudó o me dijo una apalabra amable, incluso siendo ambos dos desconocidos.

Y ni hablar de esas miradas en las que me perdía y de las cuales solamente salía para embelesarme en el movimiento de sus labios.

Comprensible del porqué tengo demasiada nostalgia.

 

Esos momentos en que no era abundancia lo que había, pero eran menos las carencias.

Cuando las preocupaciones no eran tan cercanas y frecuentes.

De la tranquilidad que producía el que nadie azorara a nadie por razones compradas a la opinión pública.

Sí, de eso tengo demasiada nostalgia.

 

La emoción de una tarima, del canto, del beneplácito y de estar con quienes me entendían.

Me consumen los anhelos de aquellos reíres, cantares, explicaciones, anécdotas y sentimientos que eran como una segunda Navidad.

Quisiera volver a ser visto por quien soy y que puedo ser y no por el cómo soy o qué tengo o me falta.

Tengo demasiada nostalgia de ese cariño que yo también procuré dar a raudales.

 

Compartir con la gente buena con la que el destino me bendijo para construir mi historia.

Y la lucha que he tenido que hacer al llegar este futuro que es un presente lleno de reminiscencias de un buen pasado.

Enfrascado en no amargarme y ser quien fui, soy y puedo ser, para poder alegrarme y alegrar a quienes están y lleguen.

Pero igualmente tengo demasiada nostalgia de todo lo bonito, sencillo y humanista que había y que ahora no sólo para mí, sino para todos, se extinguió por culpa del yoísmo e indiferencia de algunos.

 

No se puede vivir en el pasado, pero sí honrar de que hubo tantas cosas buenas que se van desdibujando.

La muleta del ánimo es la propia personalidad y de que no todo ahora es malo, feo o perdido.

Sí hay buenos motivos para ser feliz y de seguro, tú eres uno de los míos.

Tengo demasiada nostalgia, pero con ella puedo escribir, vivir y dar testimonio de que humildemente, bien he vivido.

Argenis Serrano 

1 comentario:

  1. Siempre habrá motivos para ser feliz, porque también se han edificado sentires y afectos a nuestro paso y aunque no nos percatamos, no solo son pasos que hemos dado, sino las huellas que hemos dejado. Por supuesto cosecharemos lo que hemos sembrado.. Me parece que hasta la nostalgia se disfruta.

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