lunes

Quiero que me Presenten a Alguien

¡Sí!, Quiero que me presenten a alguien (aclarando que ese alguien es una alguna). Porque pese a toparme una y otra vez con pared, los bajones emocionales, las noches incomodas que entremezclan pesadilla y realidad, las evitaciones, las fases del duelo y todo lo irónico y gracioso que ya se tornó repetitivo y predecible, porque me ha ocurrido infinidad de veces, quiero volver a intentarlo.

Sé que es difícil rayando en el nunca sucederá, por lo que ya suponen al verme y por lo difícil que soy cuando se llega a conocerme. Sumado a que el lápiz del destino ha escrito con tinta indeleble una historia donde soy más un observador que alguien que está en el ruedo.

A pesar de ello, quiero intentarlo.

Hay muchas noches y días donde me digo, ¡Ya no más!, sacudo mis manos con el además correspondiente y marco un final a aquello de volver a intentarlo. Pero lo más que logro es una pausa que no es más que una mentira.

Busco entonces aquella vía que está más allá de la moral, la miro, la idealizo, la estudio, me armo de valor para arriesgarme y de inmediato, el miedo al pecado y al no volver, me paralizan, me cachetean y hacen reflexionar.

Entonces me pongo a pensar que nadie en su sano juicio o sin él, se ha atrevido a presentarme a alguien. O eso sucede en las novelas o es que no debe ocurrirme a mí.

Me contó alguien que lo intentó y su amiga al verme, se molestó con ella y luego, por motivos que mi mente no comprende, perdí a mi amiga que se molestó por cómo me vio su amiga y la molestia que le ocasionó.

Hay quienes dicen que, aunque sea para ser oasis con el debido respeto, llegarán a mí para sucederme y demostrar que la amistad puede más de lo que las pautas marcan. Y se echan para atrás cuando los estertores de la realidad les bañan.

Nunca falta quien diga que les espanto o que ya llegará. A esas personas les digo que sólo hablo de lo sucedido, porque yo no sé qué sucederá; acto seguido les hago pensar, ¿Y tú qué responderías si te dijese que fueses ese alguien?

Su molestia, titubeos, duda y alejamiento les enseñan la más cruda de las respuestas.

Sin chiste ni súplica ni última carta o buscando condescendencia les aseguro que quiero que me presenten a alguien, que las condiciones no son ni difíciles ni imposibles. Que sea tolerante, de real humor abierto, con empatía y muchos temas para hablar. Que sus locuras sean un anecdotario para aprender, equilibre antes de juzgar y sepa expresarse a la par de escuchar.

No pido novia, ni esposa, ni amante, sólo quiero que me presenten a alguien que se parezca a lo sagrado y a lo obsceno, el yin y el yan, la dama y la coloquial. Que me saque del letargo y aunque estemos en nuestros lugares, podamos saber que en las buenas y en las malas allí ambos vamos a estar.

Ser un experimento diario de logros, encontronazos de ideas y búsquedas de puntos de encuentro. Sin ser frugales ni eruditos, ser normales sin caer en lo tedioso de la normalidad.

Tolerarnos en lo que no nos gusta -que me parece primordial-, para que lo que sí nos gusta o a lo que podemos entrarle, jamás tenga el escombro de incomodarnos.

Quiero que me presenten a alguien, pero, ¿Quién después de tantos años, con tan mala situación económica, presión social y con los riesgos que ello conlleva, a eso se atreverá?

¡Ah, y que no se queje de que no me cuadre a quien me presentó!, no pertenezco a cofradía ni es un ¡Esto es lo que hay!; si no existe el feeling, nada bueno arrancará. Vean que por agarrar a quien parecía idóneo/a, muchos terminan en ruptura o divorcio.

Y yo ya de verdad que eso de otro rechazo o mal rato, ya no lo quiero pasar. No por dolor, sino porque es aburrido y ya he conocido las peores formas de decirme ¡Tú NO!

Argenis Serrano

quiero que me presenten a alguien

 

domingo

Dejar una Buena Impresión

dejar una buena impresión

Quizá sea una comparación extraña, pero todos deberíamos actuar de manera tal que nuestra esencia llegue a dejar una buena impresión perdurable como la que logra el DTF (Direct To Film o Directo a la Película) en cualquier material.

Me explico. Todos nos ponemos nerviosos queriendo dar la mejor de las impresiones al entrevistarnos para un nuevo empleo; cuando lo que debería hablar por nosotros es nuestro currículo, el respeto por los demás, la capacidad de enseñar, aprender y resolver y la sinceridad en nuestras palabras y acciones.

Es una manera de queremos a nosotros mismos y augurarnos situaciones que no se escapen de nuestro control, sea por omisión o exageración en nuestras habilidades.

El dejar una buena impresión cuando entramos al liceo o a la universidad se mueve en no ser el foco de atención, pero sí destacar por prestar real atención a las enseñanzas. Si alguien se molesta por eso ya es su problema interno, mientras no transgreda tu espacio personal, puedes vivir con eso.

Lo que se aprende y queda, es porque se ha impreso en el fondo de nuestra alma; y quizá no en la misma manera en que los libros o las técnicas de enseñanza nos inculcaron las vayamos a aplicar, pero tenemos la fortuna de estar un paso adelante ante las necesidades de la vida laboral, estudiantil, hogareña o donde quiera que estemos.

Al mudarnos o estar en un entorno social nuevo, buscamos dejar una buena impresión en nuestros vecinos y posibles amigos. Pero nunca las falsas poses, las conversaciones largas que llegan a no tener sentido y que son un reflejo del ego pueden ser la manera de forjar alianzas, agrado, comunidad y amistad,

Hay que pensar en el prójimo y saber que todo tiene límites; además, más que el decir, lo que agrada a los demás es el buen hacer y que siempre salga de corazón; para resumirlo, ser coartífice de una buena vecindad en todo lo que sea posible. De allí parten todas las ganancias verdaderas para cualquier ser humano.

Claro está que tenía que tocar la necesidad de dejar una buena impresión cuando se pretende a alguien por vez primera. Irónicamente y por siglos, muchos hombres llegan mostrando un lado dulce que les es tan poco natural que luego se les cae. Quizá porque no es su naturaleza o quizá porque tienen otras pretensiones. Y cuando muestran su verdadero yo, empiezan las historias más grises a horrendas, según se permita.

Quien pretende está en el deber de dejar una buena impresión siendo tal cual es, conservando las normas más elementales de decencia y humanismo. Se puede ser chabacano o coloquial, pero eso no implica ser irrespetuoso.

Y la persona pretendida también debe dejar una buena impresión mostrando su disposición a ser bien tratada tal cual merece y ser recíproca. Con ello garantiza que ambos serán una pareja de verdad, que va a la par, que impresiona por cómo se conecta, entiende, sana y subsana, reconforta y se protege.

Esas son las parejas que dejan impresionados a los familiares y amigos y éstos les adoptan como propios porque no obtienen la confianza por consanguinidad, sino porque es un verdadero honor otorgárselas al habérselas ganado con sus fieles acciones.

Esas son las maneras elementales de dejar una buena impresión perenne. Y de seguro en tu corazón, mente y honorabilidad, surgen más.

Argenis Serrano 

viernes

Cuídate Mucho...

cuídate mucho

Cuídate mucho, te diré de frente y en mis oraciones; siempre confiado en tu buen criterio y lo centrada que eres.

Nunca alejándonos de nuestra humanidad y mucho menos, de que ese “cuídate mucho” no es sino otro dictamen sincero salido desde la profundidad de mi corazón.

En el silencio de la noche, donde las estrellas susurran secretos antiguos, quiero que sepas cuánto te deseo cuidar.

Que cada latido de tu corazón sea protegido por la ternura de mis pensamientos, y que en cada respiración encuentres un refugio donde el amor te envuelva como un manto suave.

No olvides que eres un universo de sueños y esperanzas, y que mereces ser resguardado con la delicadeza de un abrazo que nunca se suelta, con la paciencia de una lluvia que limpia las heridas del alma.

Cuídate mucho, amor mío, porque en tu bienestar se refleja la belleza del mundo, y en tu sonrisa, la promesa de un mañana lleno de luz. 

Permítete ser vulnerable, pero nunca olvides que eres fuerte en la forma en que te amas a ti mismo.

Que el amor que te tengo sea un escudo contra las tormentas, y que cada día te despierte con la certeza de que mereces todo lo bueno, que mereces cuidarte mucho.

Oro porque tu destino, ya sea en la vastedad del mundo real o en los rincones más profundos de su alma, esté colmado de luz, esperanza y bendiciones.

Que cada paso te acerque a tus sueños más queridos y que, en cada momento, siempre lleves contigo la certeza de que tu esencia vive en mí, resonando con el eco dulce de un amor que nunca se desvanece.

Hago votos porque la vida te regale caminos llenos de dicha y que nunca olvides que, en mi corazón, siempre habitaste y seguirás habitando, como un refugio eterno de cariño y buenos deseos.

Argenis Serrano 

lunes

Quiero que me Sigan...

quiero que me sigan


Suena como algo mezquino, pero ya sea en este o mis otros blogs, quiero que me sigan muchísimas personas; pero que sean personas de bien, de esas que tienen propósito, empatía, inteligencia lógica y emocional.


Esas personas que saben la diferencia entre oír y escuchar, hablar y conversar, ver y describir, leer e interpretar.

Quizá tenga que hacer lo que en un principio no hice por no saber y buscar un SMM PANEL con el cual gestione y optimice mi presencia en redes sociales y así consolidarme como una marca.

Además, abogar por la ayuda real que la Internet y las personas más técnicas y preparadas brindan, comprando seguidores (Buy Followers) para armar un grupo de gente buena que me acompañen en este deseo de ser seguido.

Eso sí, quiero que me sigan no para jactarme, exhibirme o tener la única o última palabra; quiero que me sigan en las ideas de bienestar, aprendizaje, empatía, locuacidades y realidades que me gusta impulsar.

Quiero que me sigan personas con ideas propias y que saben dónde termina sus derechos y dónde comienzan los de los demás, todos estos ganados también por el cumplimiento de sus deberes.

Porque querer y amar la vida es alejarse de la anarquía de la propia humanidad donde impera ese falso “yo primero, o segundo y yo tercero”; es estar con gente que en franca sincronía sabe liderar y sabe estar con un líder, demostrando cada quién su propia esencia entre sus facultades y limitaciones naturales.

Quiero que me sigan personas que vayan más allá de ser o sentirse “pueblo” y que entiendan todo lo que les beneficia el ser tratados como “ciudadanos”, especialmente sí ello se amplía a saberse ciudadanos del mundo.

Porque de esta manera se rompen algunas barreras autoimpuestas y el conocimiento, la consideración y el aprendizaje se hacen más fluidos y por ende las satisfacciones son más fecundas y seguidas, minimizando los momentos de dolor, congoja o aburrimiento.

Quizá comprando seguidores abra yo una primera línea útil, confiable y enfocada en el éxito de amasar más y más personas librepensadoras y ampliamente sentimentales con sensatez y humanismo. De esas personas que provoca encontrar en cualquier lugar y hacen tu estancia más cómoda y fluida.

Pero también quiero que lleguen esos seguidores que por mano propia dicen “te doy cabida en mi vida virtual”, dándote seguir y un like o comentario. Esos son baluartes de la comprensión y personas que saben coincidir con otros; analíticos, mesurados y afables.

¿Cómo no voy a repetir el “quiero que me sigan” esas personas, si estoy convencido que es lo mejor parra curar el stress, alejar a la soledad y retroalimentar mi saber y sentir?; además, estoy seguro que no estoy pidiendo demasiado ni un imposible, porque si bien hay muchísima gente mala atacando y llenado de cizaña a las redes sociales como a su entorno real, les aseguro…

…que en la Internet como en la tangibilidad, “los buenos, somos más”.

Sepan disculpar sí he sido muy directo, ese “quiero que me sigan” es una verdad, anhelo y -hasta puedo sonar jactancioso-, es un acto meritorio. Pero la decisión que importa es la de ustedes y mí deber es corresponder con honor y respeto lo que sea que decidan.

Sumemos voluntades en lo virtual y consolidémosla en lo real, eso hará a nuestras vidas mucho más serenas y prestas a recibir lo mejor del saber, del amor y de la productividad.

Argenis Serrano

miércoles

Yo Tendría que Ser...

yo tendría que ser

De haber sucumbido ante cada apodo o intimidación por cómo soy físicamente o mis limitaciones, me dejase caer y no supiera mi propio valor, yo tendría que ser ahora un inepto con complejo de inferioridad.

Si viviese en el pasado, no quisiera estar en el presente y le tuviese miedo al futuro, viviría lleno de angustia o ansiedad.

De haberme echado a morir por cada rechazo amoroso, -que son muchos a demasiados-, y cayera en depresión, yo tendría que ser ahora un recuerdo en una foto con una vela al frente; pero acá estoy.

Si la soledad fuera del todo real, ni siquiera estaría escribiendo esto, porque no tendría sentido incluso en la distancia virtual donde estaría solo por igual.

Fíjense que sí de cada rechazo, insulto, desplante, carencia, palabra tonta, deshumanización me llenase de ira o resentimiento, yo tendría que ser alguien meritoriamente encadenado, sedado o preso.

Si la desconfianza fuese mi credo y pusiera a prueba  todos en derredor, sin entenderles mejor y saber acoplarme de manera inteligente, sería un huraño o ermitaño que perdería mucho de lo bueno de la vida.

En caso de que la frustración me ganara, no querría crear, solventar ni creer en los demás, haciéndome un paria.

Si la inseguridad me domara, tendría millones de palabras taladrándome el cuerpo, pero frenadas para decirlas, explicarlas o materializarlas.

Porque si cada rechazo entrase en mi mente y corazón, que deben ser lugares inexpugnables, sería todo aquello que no me gusta de la vida, lleno de ruindad, reconcomio y venganza, mientras mi cuerpo se va enfermando sin solución.

Yo tendría que ser alguien marcado por la culpa de todo lo que no hice o aquello que fue erróneo –sin llegar a hacer daño-. Y vean, que no lo soy

Si no supiera tomar decisiones, nada tendría, nada haría, a nadie le sería útil. Y yo tendría que ser apartado por la gente que en mí confía.

Del rechazo constante tendría que haberme quedado en un solo lugar y no voltear a ver más al mundo que me rodea, con la visión de esperanza con la que se debe vivir y morir.

De ponerme a vivir en el pasado y en mi imaginación y sin el control debido, no tendría creatividad, sino que drenaría reconcomios que ya son muy difíciles de limitar, porque muchos creen que siento recelos por las negativas y que eso llamo, cuando sólo cuento lo sucedido y de ello aprendo, río y procuro no caer y que nadie más caiga.

La verdad es que yo tendría que ser alguien que no genere confianza, amistad, respeto, solidaridad, apoyo, alegría, novedad y creatividad.

Lo bueno es que no lo soy y es gracias a Dios, a mis padres, a mis buenos familiares, y amigos; incluso de la gente que vive así, aprendí a no imitarla y a no tenerle pena, sólo esperar que no paguen un precio caro o que afecten a los demás.

Para nada soy perfecto ni soy ideal, pero soy feliz porque no le hago a nadie mal y mucho menos a mí; entre lo poco, lo locuaz, lo astuto y constructivista, he podido librarme de todo mal.

Lo que yo tendría que ser de las cosas malas, jamás lo fui, soy y prometo no ser; porque ellas no marcan pautas para que se vaya enlazando mi destino según la escritura de Dios en mi hoja de vida.

Soy lo que soy por encima de las cosas malas y eso, a esas cosas malas les molesta y las destruye; cuando nada ni nadie te pueden poner el pie en el cuello y verte derrotado, termina autodestruyéndose.

Quizá no sea todo lo que yo tendría que ser, por aquellas cosas que no son decisión o última palabra de otras personas; pero todo lo que yo he decidido y he querido ser, lo he logrado.

Y ya que queda tiempo, puedo querer y ser otras cosas más, para que mi paso por la existencia valga y sean coas buenas qué contar allá en la eternidad.

Esto se lo dedico a quienes por vivir en un entorno hostil o delincuencial, se aferraron a sus buenos sentimientos y hoy por hoy dicen y profesan con orgullo y realidad “yo tendría que ser alguien malo, pero decidí lo correcto y soy alguien bueno”.

Argenis Serrano 

Entradas populares