El
precio de la mentira, es otra
Luego
otra y otra
Se
le suman las excusas y evitaciones
El
ruego de un culpable para que todo se olvide
Todo
con el propósito de quedar impunes.
El
precio de la mentira, es flagelo
Para
quien es bueno
Para
quien mintió por error
La
conciencia es juez y verdugo
Sin
redención, no hay paz.
Quien
es malo, parece no pagar
Pero
sabe que hay peores
Y
sus deudas son tantas
Que
termina empeñando el alma
Misma
que ya nada valía.
El
precio de la mentira, es desconfianza
Pocos
la recuperan
En
especial quienes no la sembraron
Sólo
las dudas provenientes
De
su mitómano proceder.
El
precio de una mentira, es dudar
De
quien habla con amor
Extiende
su mano amiga
Te
ve con los ojos del alma
Busca
de ti, la sonrisa.
Haz
vivido entre mentiras
Que
ya no sabes hablar sin ellas
Y
en tu sofisma te preguntas
¿Por
qué mi soledad?
¿Por
qué se alejan?
El
precio de la mentira, es insomnio
Por
mentirle a alguien
Por
dañar a terceros
Incluso
por mentirte tú
Al
decirte que todo está perfecto.
Cuando
las mentiras se descubren
El
cuerpo sucumbe ante esa enfermedad
Ves
miradas de reproche
Escuchas
ácidas voces
Te
incomoda el ir y el estar.
La
retahíla de mentiras
Ya
no te pueden sostener
Sólo
te queda caer
En
la verdad, pro misericordia
O
seguir hundiéndote a solas.
El
precio de la mentira, es el adiós
De
quienes te quieren
De
lo que habías logrado
De
la existencia misma
Tú,
te has abandonado.
Mentir
es un dolor inmenso
La
verdad, un dolor fugaz
Decirlas
es un acto procaz
Que
pudre a tu esencia
Y
te va consumiendo.
El
precio de la mentira, es destrucción
Le
quitas a otros esperanzas
Das
argumentos a los desdichados
Corrompes
los actos puros
Desangras
al vocablo confianza.
Basta
de mentiras, es el instante
Deja
con ellas el excusarte
Que
nadie dude más de ti
Verás
que de a poco, serás feliz
No
más parias, ni aislarte.