Desde muy
pequeños en nuestro proceso de crecimiento y formación, existe un patrón proveniente
de los padres quienes intentan ser y hacer lo mejor para sus hijos, con el fin de
moldear a una persona independiente y productiva que desde el punto de vista
micro, es un fin familiar; desde el punto de vista macro, será un gran aporte a la sociedad.
Motivo de
alegría, orgullo y satisfacción para los padres en recompensa a todos sus
esfuerzos, expresado como lo dirían los abuelos… Un hombre o mujer de bien…
Porque ¿Quién no ha escuchado esta expresión tan sutil, cargada de sencillez
y amor?
En este proceso
de aprendizaje, desarrollo y crecimiento hasta llegar a ser seres
independientes, donde el orden social es estudiar, graduarse, casarse, tener
hijos y ejercer una carrera siendo productivos hasta que los años lo permitan,
porque esto es sinónimo de autorrealización y felicidad, es una etapa de la
vida.
Sin embargo, no
siempre funciona así y no por ello se es infeliz o no se es una persona realizada,
claro está, es innegable que el factor económico es de gran ayuda, sin embargo
el nivel de estrés y preocupación por no tenerlo y por multiplicarlo, está
latente.
Lo que se
pretende es ampliar la visión, porque a todas estas, la felicidad es individual
y se debe respetar la situación de cada ser y jamás comparar, minimizar,
menospreciar o enaltecer la condición de vida de una persona.
Ahora bien, en
este proceso en el cual se realiza el mayor de los esfuerzos para alcanzar
nuestros objetivos, establecemos prioridades, dedicamos gran cantidad de tiempo
y nos cohibimos de muchas cosas, sin embargo no hay forma de describir el nivel
de alegría y satisfacción cuando logramos lo que deseamos y es ahí donde concluimos
que ha valido todo el esfuerzo; esto nos lleva gran parte de la juventud y edad
adulta.
Una vez lograda
la estabilidad (profesión, trabajo, etc.), se presenta una etapa de nuestra
vida donde se desea vivir lo que en su momento no se realizó, por ejemplo:
Viajar a un
lugar desconocido;
Comer algo que
no se había probado;
Escuchar música
distinta a la habitual;
Compartir más
tiempo con alguien en particular;
Ir al gimnasio
y/o practicar algún deporte;
Y si mencionamos
algo arriesgado, sería realizarse un tatuaje;
Esto por
mencionar algunos casos, aun así todo lo positivo, es aceptable. Lo cierto es
que cuando se decide hacer algo diferente, muchas veces se es señalado y
calificado como una crisis por la edad, pero no, simplemente es una persona
tratando de ser más feliz, llenando y fortaleciendo su espíritu con conciencia,
madurez y determinación.
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