domingo

Sigo Pensando En Ti Aunque No Te Lo Diga

En el silencio de la noche, cuando las estrellas susurran secretos al viento, mis pensamientos vuelven a ti.

No importa cuánto tiempo pase, ni cuántas palabras queden sin decir, mi corazón sigue recordando cada momento compartido, cada sonrisa y cada lágrima.

A veces, me pregunto si tú también piensas en mí, si en algún rincón de tu mente aún guardas un espacio para nuestros recuerdos.

Aunque no te lo diga, aunque mis labios permanezcan sellados, mi alma grita tu nombre en cada latido.

Sigo Pensando en Ti Aunque No te Lo Diga
 

La vida sigue su curso, y aunque nuestros caminos se hayan separado, no puedo evitar sentir que una parte de mí siempre estará contigo.

Es un amor silencioso, un amor que no necesita ser proclamado para ser real. Porque, en el fondo, sigo pensando en ti, aunque no te lo diga.

Quizás nunca te lo diga en palabras, pero en cada latido de mi corazón, en cada instante de mi existencia, estás presente de una u otra forma.

Tu imagen se cuela en mis sueños, en mis anhelos más profundos, en esos deseos que guardo para mí en la penumbra de la noche.

Sigo pensando en ti, en ese abrazo que nunca te di, en esa mirada que nunca cruzamos, en esas palabras que se perdieron en el eco del tiempo.

Pero aunque el silencio sea mi compañero, mi corazón susurra tu nombre en cada latido, en cada suspiro, en cada momento en que la nostalgia se vuelve compañera de mis pensamientos.

Aunque no te lo diga en voz alta, sigo pensando en ti, en esa conexión que trasciende las palabras, en esa presencia que se hace sentir incluso en la ausencia.

Y así, en silencio, guardo en mi alma el eco de tu recuerdo, el susurro de tu nombre, la certeza de que, a pesar de todo, sigues presente en cada latido de mi ser.

Argenis Serrano 

martes

Erizar la Piel

Acompañando al sentimiento y bienestar que me hace pensarte y me logra erizar la piel, hay más…

En la música de fondo cuando te imagino bailando conmigo en un lugar que tiene de todo, pero mi interés es lo que vivo contigo.

El amanecer, atardecer, la noche que poéticamente compartimos donde quiera que estemos.

La generosidad que te caracteriza, una nobleza que es una segunda naturaleza y te hace única.

Me inspiras a mantener a flote a la bondad por sobre cualquier mar aciago.

Tus palabras son sinceras, la verdad te reviste; no existe malicia ni despropósito y cuando hablas viéndome a los ojos, me llegas a erizar la piel hasta el paroxismo.

Naturaleza, vida y tú; como un café, un pan y un jugo que desayuno luego de una noche soñándote a mi lado.

Todo correcto y bonito resulta contigo; de ti soy aunque no se materialice; porque nadie puede perder la felicidad proveniente de quien logra erizar la piel.

Siénteme en palabras, piénsame en colores, víveme en tu intimidad; allí estoy y así aquí estás.

Sólo da el paso, atrévete, que todo en el perfecto balance de nuestras mentes y actitudes resultará.

Vamos a erizar la piel con la energía de un amor que no nos defraudará.

Percíbeme con ojos cerrados, sonrisa esbozada y brazos abiertos; y que todo nuestro ser se conecte, vibre, se estremezca.

Es lo que queremos, es divino, atrevido…y sabes que para ambos ya es necesario.

Quiero palparte más allá del cuerpo y aferrarme a tu vibra; ambos así, nos vamos a erizar la piel perpetuamente.

Argenis Serrano

erizar la piel

 

domingo

Ya los Hombres no Escriben Poesía

“Ya los hombres no escriben poesía", se escucha decir entre susurros y nostalgias en las esquinas de la ciudad, donde el eco de versos olvidados parece desvanecerse en el aire denso. Las musas, recelosas, parecen haber abandonado a los poetas de la pluma masculina, dejando un vacío en la lírica del mundo.

 

Antaño, los hombres escribían versos que narraban amores apasionados, desventuras del alma y la belleza efímera de la vida. Sus palabras eran como fuego que ardía en el pecho, como susurros al viento que acariciaban el alma del lector con su melancolía y esperanza.

 

En los pliegues del tiempo, donde las palabras se desvanecen como suspiros olvidados, yacen los ecos de una época dorada. Los hombres, antes poetas, tejían versos con hilos de emoción y tinta de pasión. Sus plumas danzaban sobre el papel, trazando sueños, amores y desvelos.

 

Pero ahora, ¿dónde están esos trovadores de antaño? ¿Dónde los versificadores que pintaban con palabras los misterios del alma? Las voces se han apagado, los corazones se han vuelto mudos. La prisa, la tecnología, la urgencia de lo efímero han eclipsado la belleza de la poesía.

 

Transcurren estos tiempos veloces y el ruido del mundo moderno parece haber ahogado el canto de los poetas varones. Las prisas, las responsabilidades, los afanes cotidianos han silenciado las voces que solían plasmar la verdad desnuda en versos profundos y conmovedores.

 

¿Dónde están esos hombres que solían pintar con palabras los paisajes del sentimiento humano? ¿Dónde se esconden aquellos que desafiaban al tiempo con sus versos eternos? Quizás se hayan perdido en el laberinto de la realidad, buscando respuestas en un mundo que parece haber olvidado la magia de la poesía.

 

Los hombres ya no escriben poesía; prefieren mensajes breves, emojis y acrónimos. Sus almas, antes abiertas como libros, ahora se esconden tras pantallas luminosas. ¿Quién recuerda los sonetos, los haikus, las odas? ¿Quién se detiene a contemplar la luna y a suspirar versos bajo su luz plateada?

 

Quizás, en algún rincón olvidado, un hombre solitario aún sostiene una pluma. Quizás, en la quietud de la noche, sus dedos trazan líneas secretas en un cuaderno desgastado. Quizás, en su corazón, la llama de la poesía aún arde, aunque tenue.

 

Por lo tanto sigue viva la esperanza en el horizonte, un destello de luz que se cuela entre las sombras. Porque en algún rincón del alma de cada hombre late el anhelo de expresar sus más profundos anhelos y temores en versos inmortales. Quizás, algún día, los hombres volverán a escribir poesía, y el mundo resonará de nuevo con la belleza de sus palabras.

 

Así que, si encuentras a uno de esos hombres, abrázalo como a un tesoro. Pídele que te recite versos, que te hable de amores imposibles y paisajes lejanos. Porque en su voz, en sus palabras, encontrarás la magia que el mundo moderno ha olvidado.

 

Y tal vez, solo tal vez, él te regale un poema, un fragmento de eternidad en un mundo apresurado. Porque aunque los hombres ya no escriban poesía, el alma humana sigue anhelando la belleza, la trascendencia, la conexión con lo divino. Y en cada verso, en cada estrofa, encontramos un pedacito de nuestra propia inmortalidad.

poesía

 

Argenis Serrano 

miércoles

A las Mujeres que no les Gustan los Poemas

poemas

Prólogo

En el rincón donde las mujeres esquivan los poemas, el viento juega con las hojas de los árboles. Cada susurro de las ramas es un verso no escrito, una melodía que se desvanece antes de ser cantada.

Las mujeres que no se sienten cómodas en la poesía caminan por este jardín con pasos firmes, como si temieran que las palabras pudieran atraparlas. Pero incluso en su silencio, hay un eco de versos en sus miradas, en la forma en que sostienen sus secretos y sus sueños.

En el jardín de las palabras, donde las rimas florecen, hay un rincón discreto, donde las musas se entristecen.

Allí, las mujeres que no aman versos, se sientan en bancos de silencio, sus ojos no buscan metáforas, ni sus labios susurran deseo.

Prefieren la prosa sin adornos, la línea recta, sin giros ni vueltas, y en su corazón, la poesía es un enigma, un lenguaje que no entienden del todo.

Quizás temen perderse en las estrofas, o creen que las letras son espejismos, pero yo les digo: “No teman, amigas, la poesía es un abrazo en el abismo”.

Aunque no les gusten los poemas, ellas también son versos vivientes, sus historias, sus risas, sus lágrimas, tejen un tapiz de emociones ardientes.

Así que brindo por las mujeres que no se sienten cómodas en versos, porque su existencia es un poema, y su vida, un poético universo.

 

Epílogo

Las mujeres que no les gustan los poemas son como lienzos en blanco, esperando que la vida pinte sobre ellas. Prefieren las conversaciones directas, los hechos concretos, pero a veces, en la quietud de la noche, se preguntan si están perdiendo algo.

Quizás la poesía sea un idioma que aún no han aprendido a hablar, o tal vez teman que las palabras les revelen verdades incómodas. Pero el jardín sigue floreciendo, y las mujeres, incluso sin saberlo, son parte de su belleza.

Argenis Serrano 

viernes

Por el Antes y el Después

Por el Antes y el Después


En el antes, éramos dos almas errantes,

caminando por senderos separados,

dos historias distintas, dos mundos distantes,

dos corazones solitarios, no alineados.

 

Éramos la promesa de un encuentro incierto,

la posibilidad de un futuro compartido,

dos sueños en el viento, abiertos y despiertos,

esperando el momento de ser unidos.

 

Apareció el después, cuando las estrellas se alinearon,

nuestros caminos se cruzaron, y el destino nos encontró,

en un instante sagrado, nuestros espíritus se abrazaron,

y en un suspiro celestial, el “nosotros” nació.

 

En el antes, cuando el universo conspiró,

nuestros destinos convergieron en un abrazo sideral,

la sinfonía celeste de nuestros corazones vibró,

y en la alquimia del amor, se forjó un vínculo inmortal.

 

Hoy, somos el eco resonante de una canción antigua,

la fusión de dos almas en un baile mágico y encantado,

navegamos juntos, en esta odisea única y ambigua,

guiados por la estrella del amor, en un sendero abrazado.

 

Ahora, somos el reflejo del amor en el espejo,

la suma de alegrías, la multiplicación de emociones,

navegamos juntos por este mar de sueños viejos,

con la brújula del corazón marcando nuestras direcciones.

 

Por el antes y el después, somos la historia escrita,

en las páginas del tiempo, con tinta de esperanza,

somos la melodía que la vida ha compuesto,

la danza eterna del amor, la más hermosa danza.

 

Argenis Serrano 

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