Un poema inspirado en el anhelo de un beso, que todos los latinoamericanos tenemos cada Navidad, llegue o no llegue, el deseo se mantiene vivo. Por eso, está sutilmente matizado con un toque de varios países hispanohablantes.
🌟 La Brisa del Sur
en Nochebuena
El aire cálido sabe a jazmín y a sal,
La luna es grande, un farol tropical.
Los Andes miran la fiesta en el valle,
Que en tu llegada la pena se calle.
La mesa es larga, con frutas y pan dulce,
Mi corazón late al compás de tu voz,
La cumbia lejana un ritmo traduce,
De todos los dones, te pido un adiós.
El baile es lento, la noche no declina,
Que el sol de enero pronto nos verá,
Tu vestido flota, la seda fina,
Si en este instante tu boca me da.
Y huele a tierra mojada después de llover,
Que no hay tesoro que yo quiera tener,
Mi alma aguarda el milagro del querer,
En tu promesa me quiero envolver.
La fiesta estalla con fuegos de bengala,
Mi sueño se vuelve anhelo en la sala,
Tu sombra la luz del candil regala,
Pues tu ternura mi vida avala.
El eco trae el ritmo del tambor,
El corazón conoce tu fulgor,
No existe obsequio de mayor valor,
Tu dulce presencia es mi clamor.
La orquídea abre su pétalo en el follaje,
Mientras el calor del verano es leve,
Mi espíritu no teme a la nada,
Que tu palabra al fin me traiga el
mensaje.
Un beso de ti, realmente quisiera,
Ojalá tu confianza, a mí me lo diera,
Asir tu cintura, fusionarte a mí,
La mejor Navidad y nuevo año feliz.
El Fuego Bajo el Trópico
El cielo austral se tiñe de carmesí,
Mi única joya es estar junto a ti.
La arena guarda la huella del abrazo,
Que en tu promesa no siento el ocaso.
La brisa viaja desde el mar salado,
El aire tiembla bajo la calidez,
El alma te ofrece su más puro estado,
Pues mi cuerpo cede ante tu sencillez.
El aroma a cedrón nos envuelve,
Que tu aliento es la brisa más dichosa,
Y mi existencia en flor se resuelve,
Tu amor la verdad me demuestra, hermosa.
Y la gaita comienza a sonar muy fuerte,
Que no hay momento mejor ante la gente,
Mi corazón no deja de ser fuerte,
Pues este obsequio quiero sentir
ferviente.
Mi boca está esperando la dulzura,
La noche nos regala su frescura,
Y se convierte en arte la aventura,
No hay mayor dicha, ni locura.
Tu risa es mi sol en la oscuridad,
Que en tu mirada encuentro la bondad,
Mi anhelo es una eterna claridad,
Un pacto que no conoce la frialdad.
El reloj marca el instante de mi calma,
Y la estrella del sur en el cielo se
detiene,
No hay brillo que mi corazón sostenga,
Un beso tuyo en Navidad, de obsequio
quisiera.

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