viernes

Curarse en Salud...

Ya sea asistiendo directamente a un centro de salud público o privado o solicitando una cita médica online, muchas personas van nerviosas y expectantes -casi siempre de lo peor-, cuando ya ese mero acto es el principio para curarse en salud.

Sólo las personas que se derrotan a sí mismas, que entran en negación y hasta ordenan que no sean atendidos por los médicos, son las verdaderamente enfermas. Quienes incluso con algo de tardanza, dan su brazo a torcer y se dejan llevar ante un médico, están derrotando a su ego y miedos y rectificando el camino hacia la recuperación de su salud.

Quererse a sí mismos no es algo retórico y filosófico al 100%; es más bien actitudinal, apegado a la acción y reacción, saltándose los temores (como a las agujas, una colonoscopía, una toma de endometrio), e incluso a enfrentar el más malo de los diagnósticos.

Ese momento es crudo y rudo -lo sabemos-, pero la información es un poder y a su vez un combustible para quien busca revertir su situación. Y bien llevado por médicos especialistas, sus órdenes y atenciones, el retorno de la calidad de vida es más que posible.

curarse en salud

Curarse en salud es…

No esperar a la enfermedad para asistir al médico, mucho menos evitarlo por la excusa de que se está sano o porque “puede encontrar algo que era mejor no saber”. Como dije, el conocimiento es poder y todo momento en que el combate está a nuestro favor, siempre será el mejor momento.

No querer sobrepasar los límites con exageraciones. Hasta los atletas de alto rendimiento tiene parámetros para ir más allá de su resistencia; y sus hábitos fuera de cámaras les ayudan a estabilizarse.

Por ende, entre las maneras de curarse en salud que más nos funcionan está el poder dormir lo más cómodo y extendido posible; no saltarse los desayunos, tener un almuerzo copioso y satisfactorio en el horario adecuado; gozar de una buena y revitalizante merienda y cenar ligero, siempre acompañado de agua, frutas y buenas caminatas.

Porque en las cosas más triviales y rutinarias radica nuestra fortaleza al estar sanos y nuestra recuperación en la enfermedad.

Así, cada visita al médico tendrá menos miedos, una expectativa de salud o de confrontación a cualquier padecimiento más alta y el bienestar psico anímico se mantendrá en niveles óptimos con los cuales poder seguir comportándose a la altura en lo social, laboral, familiar.

El curarse en salud es también ser fuerte ante la adversidad para nuestros seres amados. Sí no somos fuertes para sostener física, mental y sentimentalmente a nuestros seres amados enfermos, nosotros también sucumbiremos.

Esto no es un preámbulo a un negro destino, sino la sugerencia básica para la convivencia. Esperar siempre lo mejor, estando preparados para lo peor, permite cubrir diversas posiciones y que los problemas de salud no nos hagan sucumbir ante la indecisión y el desconocimiento de cómo proceder, qué pensar, qué sentir y la actitud a demostrar.

El amor propio no es más que un eslabón en el amor universal. Y estar con el ser amado en la salud y la enfermedad no es sólo una promesa ante el altar y las leyes, sino un peldaño más en nuestra existencia.

Quiérete a ti mismo sabiendo tus fortalezas y debilidades, cómo aplicarlas y combatirlas y así el temor, el ego y la soberbia no podrán jamás mal guiar tus acciones y sabrás blindarte, incluso con asistir a un chequeo médico o dejarte atender por galenos, enfermeras y familiares cuando tu salud esté comprometida.

Argenis Serrano 

domingo

A Verónica Sofía...

verónica sofía

Fuiste el proyecto que el tiempo y destino no permitieron concretarse, pero siempre – siempre, el sueño bonito y deseado por papá y mamá. 

Hoy, papá está contigo en el cielo, retozando entre nubes y jugando contigo, viviendo ese sueño eterno a tu lado, Verónica Sofía.

Mamá está aquí, pensándote e imaginando cómo pudo ser la vida contigo a nuestro lado.

Yo, creo firmemente que hubieses sido todo aquello que yo debí ser y en especial porque no te hubiese dejado sucumbir en mis mismos errores.

Claramente, habrías sido de ti para ti, con personalidad y garante de tu destino, amada y cuidada por nosotros tres.

Verónica Sofía, hasta tu nombre es melodía en las palabras más dulces que podamos haber dicho; la combinación perfecta que nuestros padres crearon para ti.

Pelear contigo, jugar contigo, cuidarte y quererte a mí modo, no imaginas cómo lo quise.

De seguro habrías tenido a mi papá siempre en tus manos, orgullos y feliz, cuidándote y teniéndote con disciplina. Sí lo hizo conmigo, contigo ni dudarlo, pero de manera tan cariñosa que sería el reflejo etéreo de una melcocha.

No llegaste a nosotros, Verónica Sofía, y eso siempre quedó como una decepción para mí y un dolor para nuestros padres, que aunque silentes, siempre gritaron tu ausencia.

Dios escribió esa historia y se respeta, pero Él también nos permite soñar sin que la anarquía del “todo o nada”, nos abrase en su fuego desleal.

Hermanita menor, por siempre te pensaré y seguiré canturreando la melodía de tus dos bellos nombres y en el cómo quise por siempre, que estuvieras con nosotros.

Algún día, si acaso es mi destino estar en el cielo, estaremos todos juntos hasta la eternidad, donde a gusto abrazaré a quien es uno de mis sueños de vida: Verónica Sofia, mí hermanita.

Argenis Serrano

lunes

Quiero Recorrerte Toda

quiero recorrerte toda


¿Cómo voy a seguir callando que quiero recorrerte toda?, eso sería como quitarle el control del vehículo a quien transita por una carretera con el sol a espaldas y que termina al frente, siguiendo la ruta hasta cumplir su propósito y luego, volver a empezar.

Quiero recorrer tus brazos y manos, que han resuelto problemas, realizado miles de escritos, levantado el peso de las responsabilidades, tomado el control de tu rumbo, han borrado los sollozos y han estrechado la mano del éxito una y otra vez.

Tus piernas y pies, que soportan tus andares, te llevan a donde quieres y a donde debes; en los que cada paso jamás son un despropósito, que han palpado la tierra, arena, barro, mar, concreto, macadán, distintos calzados y siempre han pisado firmes en tus andares.

Quiero recorrerte toda, escuchar tu pecho como el bebé que está pronto a nacer y que en cada latido se calma; donde las emociones se transforman en impulsos y que brindan un componente extra a tus decisiones.

Que tu espalda sea un camino para nada sinuoso donde yo pueda ir y venir sin aburrirme aunque en ella, me duerma tranquilo y ansioso de despertar para que seas lo primero que observe en cada amanecer, así como fuiste lo último que contemplé antes de dormirme en cada anochecer.

Quiero recorrer tu vientre, donde habitan las mariposas que procuro despertar par que habiten junto a las mías y recorran los campos floridos de tus emociones, cuidando a tu salud y jugando con tus cosquillas para que rías y me contagies de más felicidad de la que acarrea tu mera existencia.

Deseo transitar los caminos de la vida aferrado a tu cintura cuando podamos juguetear y tomado de tu mano en esos instantes que debemos cumplirle a la ética y sociedad.

Quiero recorrer tus labios y embeberme del néctar de tu miel y limón, para que me energices día a día y seas tu la fuente de todo mi poder.

Anhelo hacer paradas en tu frente y al detenerme, sellar la misma con besos a manera de pago de pasaje y así, como el viajero cansado, encontrar un tanto de sosiego antes de llegar al punto más grande de tu existencia y que es mi destino final, tu corazón.

Quiero recorrerte toda y lo sabes, porque eres la vía al cielo que aquí en la Tierra, puedo palpar; sólo espero que me des luz verde para así hacerme un viajero permanente de ese bello territorio que es -por dentro y por fuera- todo tu ser.  

Argenis Serrano 

sábado

Presiento que te ocurre algo que no quieres decirme

Presiento que te ocurre algo que no quieres decirme

Quizá porque no te ocurre nada y estoy intuyendo de manera errónea lo que vives, al malinterpretar tu silencio o rutina.

Pero sé que has buscado entre selvas de emociones por conseguir un claro en el cual lograr asentarte y estar en paz.

Que las tribulaciones del día a día te colocan en la diatriba de pedir ayuda o de ayudarte a ti misma, incluso en aquello que puede ser anárquico.

A lo mejor encontraste ese ojo del huracán donde todo está quieto y supuestamente a salvo, aunque el viento amenazador no se disipe.

Pero sí, presiento que te ocurre algo que no quieres decirme, quizá porque no soy el adecuado para saberlo o ya estás por resolverlo.

Porque al igual que un caballero, las damas de verdad no cuentan sus tribulaciones a terceros y cargan de manera estoica su cruza, sea un error o un acierto ello al final.

Posiblemente has encontrado una mirada de paz, un regazo en el cual recostarte, un hombro en el cual apoyarte o las palabras adecuadas que, cuán mantra oportuno, te ayuden a sacar fuerza de la flaqueza y poder actuar en caliente, pensando en frío.

Discúlpame sí te es posible el que me tome atribuciones de inmiscuirme en tus asuntos. Pero es que eres un asunto de mi interés y de alguna forma te quiero ser útil, excepto la de estar de lado e inactivo.

Cuando se quiere de verdad, se aportan incluso algunos granos a la playa del destino de la persona querida, para que sus olas lleven y traigan y sean parte necesaria de su presencia en este mundo.

Presiento que te ocurre algo que no quieres decirme, aunque ello puede ser tan íntimo, bueno y placentero que hasta tengas razón en callarlo, porque es parte de tu privacidad.

Sólo te expreso mi interés porque el saber de ti, que estás bien, que haz encontrado motivos tácitos y palpables para ser feliz, son semillas para mi felicidad.

Saberte avanzadora, que progresa, se construye incluso labrada en el dolor y uno que otro error humano, siempre emergiendo bendecida, es una fuente de agua viva.

El conocimiento es poder, las suposiciones no son sapiencia, y sí presiento que te ocurre algo que no quieres decirme, también puede ser una excusa para hablarte y decirte cuánta falta me haces.

Te prometí ser tu amigo, te abrí mi corazón y hasta te mostré esbozos de un buen destino; nada puede quebrantar ello, ni siquiera el silencio.

El punto es que siempre quiero saber de ti y saberte bien, porque el mismo instante en que el destino nos cruzó y permitió interactuar, lo hizo para que fueses ese oasis en el desierto de las sensaciones y rutinas, al cual pudiese llegar.

Que tu existencia física, espiritual y emocional estén cada día mejor y que mis presentimientos sólo sean excusas disfrazadas para saber de ti, ya que no me gustaría saberte con tribulación alguna.

Y sí así fuere, porque la vida lo implica en la balanza del bien y el mal, sabes que sólo estoy a un mensaje de distancia y podremos ver cómo triunfar ante la adversidad, aclarándote que si bien presiento que te ocurre algo, no es un deseo de cuita para tu existencia.

O podría ser testigo de cómo tú sigues triunfante y por ende, merecedora de la admiración que muchos te tenemos.

Argenis Serrano 

viernes

Quisiera Ya No Sentir

quisiera ya no sentir

Es verdad, quisiera ya no sentir la necesidad de amar y así encontrar la calma que, ni siquiera a la hora de dormir, puedo conseguir.

Me la paso luchando contra la envidia que tampoco quiero ni debo sentir, pero está ella allí, mofándose de lo que no tengo, queriendo que olvide lo que sí tengo y quien soy.

Quisiera ya no sentir las ganas de tener una hija y estar en compañía de la mujer amada y poder enfocarme realmente en aquello que sí es verdadera decisión mía.

Pero eso es un peligro, porque la alexitimia puede hacer que las emociones y sabores que debemos probar -riesgo y caída-, existan para probar quiénes somos en realidad.

A estas alturas, quisiera ya no sentir la esperanza de que llegará alguien que me cambe la vida y me acompañe en el surco de existencia que me queda.

Prefiero centrarme en todo lo que no hice o me perdí, esperando tener a alguien que me tomara la mano, sonriera conmigo y que juntase sus cuitas y fortalezas a las mías.

Desde el deseo hasta los más hermoso que de mí puede brotar, la verdad que quisiera eliminarlos y poder tener paz en este transcurrir, sin esa luz de anhelos de que ella aparecerá.

Prefiero ser alumbrado por el trabajo, la sana rutina y el poder ver con indiferencia cómo los demás se besan, abrazan, se presentan ante los demás, disfrutan y forman un hogar.

Quisiera ya no sentir dolor por lo que no tengo y enfocarlo en todo aquello que soy y he logrado; en esas cosas que son en su totalidad mis decisiones y que de seguro no recibirán un No de rechazo de mí parte.

Necesito con urgencia hacer las paces conmigo mismo, pero antes debo dejar de pedirle al cielo que me mande a alguien.

Porque por más que mi conciencia y caballerosidad me muevan al bando del bien, existe esa pequeña grieta que conduce a un lado oscuro que no quiero volver a observar y mucho menos, adentrarme.

Quisiera ya no sentir una lágrima por otros día sin que alguien aparezca; y dejar de dormir inventándome historias fantásticas en las que hay dos protagonistas que terminan juntos amándose y uno de ellos, soy yo.

Esos suspiros que se me escapan sin querer, esos resuellos que parecen la más putrefacta de las apeteces y las huidas vergonzosas cuando veo a los demás enamorados, no son forma de vida.

El mal jamás ha sido ni será el mundo en el que quiero habitar, por eso necesito el talento de quien ha desarrollado la anhedonia, para no sentir más, específicamente, los putrefactos celos.

Este mundo requiere balance entre quienes sí consiguen el amor y quienes no; el desequilibrio surge de aquellos que, teniéndolo, buscan la manera de perderlo y el mundo se desequilibra.

Yo ya tengo mí lado definido así no me guste, sólo necesito fuerza para dejar de desear un amor verdadero y poder cohabitar en el lado del mundo donde soy necesario y esencial.

Quisiera ya no sentir, para que se acaben las penas y dejar de vivir en el desengaño, alejado de la posibilidad de besos, abrazos, pasión, enseñanza, anocheceres y despertares a su lado.

Argenis Serrano 

Entradas populares