El Niño de 40 Años (versión Romantistech)

He dicho muchas veces que éste es el blog más difícil de mantener, para mí. Cuando no se ha vivido el amor, es cuesta arriba hablar del mismo. Pero la inspiración e imaginación son la musa del artista.

Es una serie de post dividido en 5 facetas mías, acordes a cada blog que tengo. Un poco de mí, hoy 27 de enero de 2015, fecha en la que cumplo 40 años de vida (480 meses). Los otros post están en: www.humoristech.blogspot.com – www.catolistech.blogspot.com – www.coraljmv.blogspot.com – www.periodistech.blogspot.com.

Estos post los iré agrandando transcurrido el tiempo, con mayor y mejor anecdotario; hay bastante del pasado qué contar, aunque no sea la gran cosa, soy yo. Y agradezco su deferencia al leerlo/s.

Cuando niño, veía que las niñas me usaban de mensajero para decirles a otros niños que les gustaban. Pero yo nunca les gustaba. No lo entendía, pero lo resentía.

Tanto me dijeron feo mis vecinas, conocidas, amigas de mis padres y hasta familiares, que sí tenía una autoestima, pues bastante que la asfixiaron. A Dios gracias, eso me sirvió para el humor, mi único y consistente amor.

A los 13 años la vi por primera vez y ella me vio. Se llama Cl...; mi idilio comenzó y tomó décadas en morir pese a los embates. Yo le gustaba a ella y jamás nos dijimos nada, ni siquiera en las miradas que nos dábamos al hablar. Eso me hace entender que no era ella mi destino, aunque mucho que me derritió a pesar de casarse con otros que no le amaron como yo. La vida es así.

Puedo contar en mi vida 73 desaires amorosos. Mucha gente me reprocha el que lo haga. Pero es sumatoria de experiencias y un control de mi memoria, no un recordatorio despectivo de odio. Me enamoré solo, no puedo odiar.

Tantas veces que me han dicho “esto echaría a perder la amistad”, “es que te veo como un hermano”, “seamos amigos, pues me da miedo que no funcione y perderte”, para luego perderse, es ya tan común que no puedo negar que lo extraño ya. Es una especie de morbo del dolor que me parece excitantemente peligroso y fomenta mi inestabilidad sentimental.

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Trato cada día de no enamorarme ni buscar quien me guste, porque ya el cansancio del rechazo me tiene derrotado. No es predisposición ni eso de “eso es lo que atraes”, simplemente no ha habido quien dé un paso sólido pensando en mí. A veces piensan en sí mismas, para no estar solas, creen que soy ese quien y al final, no lo soy. Ellas siguen buscando a otro a quien sí amar, consiguen y yo, tratando de no llorar, porque me disgusta y no me sirve. Y mucho que lo he intentado.

Y de sexo ni hablar, porque esa es una condena que me desgracia los sentidos en todo aspecto. Me hace sentir que ser bueno es más mi problema que el ser feo, porque hasta los malandros consiguen pareja, hijos y se regeneran. Yo ni eso.

Ver a las parejas felices me hace llenar de sentimientos reprobables, porque los detesto de plano y eso crea mi infierno personal. Notar que a quienes yo cargué, cargan a sus bebés y yo ni cerca, me hace sentir inútil en esta vida. No me hago la pregunta “¿por qué yo no, Dios?”, debido a que una respuesta viable  es “¿y por qué no?”, aunque sea responder con otra pregunta, tiene toda la factibilidad.

Besar, abrazar, amanecer con una mujer. Eso como que no es para mí. Que hay otros hombres que tienen esa vida, pues sí, pero ese sentimiento no es un convento de monjes. Pregúntenles a ver qué tan felices son y luego comparemos notas a ver qué tanto nos diferenciamos.

Muchas veces mis padres me han reprochado el que nunca he tenido novia y no les he dado nietos. Yo ya llegué a un punto en el que no sé qué contestarles y me quedo callado. Ante demás familiares y amigos sí les respondo “es que ustedes tampoco me ayudan, y se hacen llamar mi gente”.

Muchos rechazos llevan el adoso de decirme feo, que no ven un futuro conmigo o que no quieren niños con mi cara. Burlas, risas, mofas, etc. Llegan con ganas de ser mis amigas y dejan de serlo aunque yo ni les pretenda. Es una química que me ha de brotar y no sé en qué, pues siempre defienden esto: que soy una buena persona de la cual, cualquiera estaría feliz de estar a mi lado. No sé quién es esa cualquiera, a mi vida no ha llegado.

Algo que detesto es que me digan “ya te llegará alguien”. Pues les digo, lleguen a los 40 años sin nadie y me dirán sí no están frustrados de la espera o búsqueda sin éxito. Para poder entender a alguien que nunca ha tenido un amor, primero deben imaginarse solos, sin nadie, sin una sonrisa de bebé que les ilumine el mundo, sin alguien que te apoye en las buenas y malas. Sólo así, podrán entender mi dolor.

Pero no voy a decir que todo es “pobre de mí”; aprendí el amor al trabajo, al estudio a la amistad. A la alegría de las cosas pequeñas que por el ritmo de hoy nos negamos a ver. De la cortesía, la disciplina, la poesía, la prosa, los cantares y demás medios galantes del amor.

He conocido también a mujeres muy buenas, que aunque ya no contactemos, saben que a mí manera, es respeté y que son valiosas en mi historia de vida. Ojalá algún día, alguna de ellas, lea éstas palabras.

Me alegra la solidez de un matrimonio; de cuando una madre soltera consigue a alguien digno para ella e hijos; cuando un anciano va tomado de la mano con su ancianita. Esas cosas me hacen muy feliz.

Este blog me es difícil, más no imposible. La inspiración son ustedes, lo que hacen y dicen me ayuda a hacerlo crecer, tomando esos detalles que impulsan el alma, que son un switch para el ánimo, las cositas que complementan a un todo.

Gracias por la inspiración que me brindan, por sus lecturas y comentarios. Sé que pese a las dificultades, puedo seguir escribiéndole al amor, porque la musa no vivirá en mi alma, pero sí en el aire y a mis pulmones plena.

Salud y gracias por acompañarme en esta cruzada.

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5 momentos grandes en el predio del amor, que ahora recuerdo:

El amor de mis padres. Día a día, con o sin cuitas, es amor.

Ver a un niño viendo a un perrito en una tienda de mascotas y al despedirse decir “chao perrito”, moviendo sus manos.

Ver a un bebé nacer.

El cariño de mis familiares buenos, que están cuando se les necesita.

Oír y compartir con una pareja con hijos el día que dijeron, “hoy nos dieron la llave de nuestra casa nueva, nuestro hogar propio”.