miércoles

TE DOY LAS GRACIAS, CORAZÓN

Te quiero contar un secreto…que a su vez deseo todos sepan.

Me gustas tanto, me plenas, me fascinas, estoy enamorado de ti. Y sí, no soy correspondido por ti.

Pero te aclaro que, sin ánimos de ser masoquista o de hacerme falsas ilusiones, viviendo una utopía de amor, eres lo más cercano que he tenido a la felicidad de pareja.

Me complementas tanto, me traes tanta dicha y ánimo, que debo confesarte lo siguiente.

En mi rol investigativo como periodista, he estado durante años atacando a algo que es tan viejo como la historia de la humanidad: La prostitución. Sobre ello mucho se ha hablado, más para mal que para bien, pero estoy centrado en que hay chicas que pudiendo tener otra alternativa, ven esta como forma de salir adelante con los suyos, so riesgo de su corazón. Ya eso lo he descrito antes.

Pero el ver mercaderes del sexo, alcahuetes y algunos que se llaman a sí mismos “tolerantes” por una comisión, eso sí que no lo tolero. Muchas veces recorro los hoteles y moteles grandes o pequeños de la ciudad, averiguando quienes lo amparan. Y la lista es larga, pero no viene al caso acá.

Pues bien, en ese ínterin una señora que conoce lo que hago, me instó a ver a una chica nueva, que la disuadiera porque todavía estaba a tiempo de salir. Hablé con ella, en presencia de otras, y…

…te confieso que estuve a punto de ser disuadido yo, con sus encantos y sus razones. Intentaron seducirme como hombre que soy para que les comprara placer…y estuve a pasos de caer. Digo que a pasos, porque recordé lo siguiente:
Paso 1: soy un hombre íntegro; Paso 2: hay que evitar aquello de “lo que se critica es lo que se practica”; pero el paso 3 equivale a millares de pasos en retroceso: Me acordé de ti.

Sí, te recordé; y aunque no tenemos ningún vínculo amoroso, te quiero tanto que siento gustoso que te debo respeto. Sería como serte infiel, mentirte, darte una cara de quien no soy, sería traicionar lo que de mí nace por vos.

No, en un hombre no hay forma de comprobar ello, sólo es mi palabra. Pero en mi mente, corazón, a través de mis ojos y mis acciones, te demostraré que no caí ante la tentación, ya que mi formación así me ha guiado y tú has sido mi muleta.

Te doy las gracias desde el fondo de mí ser, por haberme concedido aún tú sin saberlo, este legado: El reforzar el honor y la dignidad, de ser hombre.

Ahora, la lucha continúa. Ya tengo un nuevo escudo contra esa tentación, para así no fomentarla, el escudo del corazón.

5 comentarios:

  1. "El reforzar el honor y la dignidad, de ser hombre" Seria bueno que todos pensaran asi!

    ResponderEliminar
  2. Oh! Un lado de tí que no conocía! Gracias por compartirlo!

    ResponderEliminar
  3. La realidad de aquellas musas que nos hacen reconocer nuestros mejores valores y nos inspiran a escribir líneas como la de este post. Buena compa!

    ResponderEliminar
  4. Me gusta. Sigue así. Sigue siendo fiel a tu amor y a tus principios.

    ResponderEliminar
  5. Que maravilla amar a alguien asi.
    Una marca en el alma, perpetua que no duela y te llene de esperanza.

    ResponderEliminar

Entradas populares