Un día como hoy recuerdo
tu partida de este mundo
y llevo dentro del pecho
un dolor muy muy profundo.
Un día como hoy te oigo
llamándome cuando niño
cuando jugaba en la arena
en las laderas del río
botando piedra tras piedra
al aire que estaba frío.
¡Qué lindas eran las horas
en que tú estabas conmigo!
un ángel caído del cielo
para amarme como ha querido.
¡Me come la rabia grande
la pena que llevo dentro!
ahogado en mis recuerdos
quiero morir en el tiempo
sentado frente a la casa
ahora llena de silencio.
¿Por qué te fuiste al cielo?
por qué me dejaste solo
vagando por esta vida
hecha mi cara un destrozo.
¿Qué hago con esta angustia?
que me estremece hasta el cuello
quiere salirse pa’ arriba
rompiéndome to’ los huesos
quiere acabar con mi vida
para irme contigo al cielo.
Te juro me mato ahorita
por Dios me corto las venas
tomo veneno o me cuelgo
para enterrar estas penas
te juro que mato al diablo
por él cambiarte, quizás pueda.
Perdón Dios por lo que he dicho
pero es que muero de rabia
cansado de esta tristeza
con tirria de no hacer nada.
Te veo sólo en mis sueños
cuando me duermo llorando
luego despierto de golpe
en pesadillas gritando
con susto y resentimiento
vuelvo a mi vida de espanto.
Llévame entonces contigo
a ese lugar que es eterno
pa’ que no sufra ya nada
pa’ que yo esté más contento
para que grite y entone
cantos y coplas al viento.
Quiero olvidarme de todo
sentir que no siento nada
librar mi cabeza de cosas
que me estremecen el alma.
Pero el recuerdo me sigue
como en un hoyo metido
así igualito se siente
mi corazón sin latido
quisiera pero no puedo
irme del pago en que vivo.
Voy a vivir condenado
sin alegría y sin suerte
pensando en tu linda imagen
llorando siempre tu muerte.
¿Eres feliz allá arriba?
eso me calma algo el daño
porque si tú eres feliz
te lo mereces bien harto
pero no puedo negarme
que yo aquí abajo te extraño.
Sólo me queda el consuelo
verte volver algún día
abrazarte fuerte y decirte
¡Te amo... luz madre mía!
tu partida de este mundo
y llevo dentro del pecho
un dolor muy muy profundo.
Un día como hoy te oigo
llamándome cuando niño
cuando jugaba en la arena
en las laderas del río
botando piedra tras piedra
al aire que estaba frío.
¡Qué lindas eran las horas
en que tú estabas conmigo!
un ángel caído del cielo
para amarme como ha querido.
¡Me come la rabia grande
la pena que llevo dentro!
ahogado en mis recuerdos
quiero morir en el tiempo
sentado frente a la casa
ahora llena de silencio.
¿Por qué te fuiste al cielo?
por qué me dejaste solo
vagando por esta vida
hecha mi cara un destrozo.
¿Qué hago con esta angustia?
que me estremece hasta el cuello
quiere salirse pa’ arriba
rompiéndome to’ los huesos
quiere acabar con mi vida
para irme contigo al cielo.
Te juro me mato ahorita
por Dios me corto las venas
tomo veneno o me cuelgo
para enterrar estas penas
te juro que mato al diablo
por él cambiarte, quizás pueda.
Perdón Dios por lo que he dicho
pero es que muero de rabia
cansado de esta tristeza
con tirria de no hacer nada.
Te veo sólo en mis sueños
cuando me duermo llorando
luego despierto de golpe
en pesadillas gritando
con susto y resentimiento
vuelvo a mi vida de espanto.
Llévame entonces contigo
a ese lugar que es eterno
pa’ que no sufra ya nada
pa’ que yo esté más contento
para que grite y entone
cantos y coplas al viento.
Quiero olvidarme de todo
sentir que no siento nada
librar mi cabeza de cosas
que me estremecen el alma.
Pero el recuerdo me sigue
como en un hoyo metido
así igualito se siente
mi corazón sin latido
quisiera pero no puedo
irme del pago en que vivo.
Voy a vivir condenado
sin alegría y sin suerte
pensando en tu linda imagen
llorando siempre tu muerte.
¿Eres feliz allá arriba?
eso me calma algo el daño
porque si tú eres feliz
te lo mereces bien harto
pero no puedo negarme
que yo aquí abajo te extraño.
Sólo me queda el consuelo
verte volver algún día
abrazarte fuerte y decirte
¡Te amo... luz madre mía!
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