lunes

Con Vista al Mar

con vista al mar

Increíble lo que hace una persona enamorada, para halagar los sentidos de manera merecidamente especial por su contraparte. He aquí un algo que hice en un lugar con vista al mar, desde su origen hasta el resultado.

Leí sobre lo que es una cama balinesa exterior y dónde se colocaban muchas de éstas. Les cuento que éstas son muy utilizadas en los clubes de playa, resort, hoteles, casas vacacionales y particulares, ya que son camas que se pueden colocar a las afueras de las instalaciones, sí acaso con un techo encima.

Las mismas tienen una delicadeza artesanal en base a los materiales, que incluyen una adecuada conjunción entre madera y aluminio, para que resistan al viento, sol, salitre, humedad, en fin, todo lo que una cama tradicional no aguantaría, porque se carcomería y desplomaría.

Son, además de bellas, muy prácticas y no requieren mayor mantenimiento que pasarles un trapito o plumero. Además de tenderlas y arreglarlas como se hace regularmente.

Ahora, les invito a imaginar lo siguiente: llevas a tu pareja a la playa y le dices “vamos a acampar bajo las estrellas”, ¿Qué podría pensar esa persona que se va a hacer?, pues podría ser estar en una tienda de campaña o en sacos de dormir o en una esterilla con unos cobertores y una fogata.

Eso es lo más tradicional y hasta coherente cuando te dicen que pernoctarás en una playa. Cuando la persona amada dice que sí a una aventura como esa, sin poner peros, sólo resolver lo que tañe a la salud, seguridad y logística !Esa es la persona indicada para tu vida!

Cuando llegamos a la playa, abrí las puertas de una casa vacacional. Se alegró porque bueno, la aventura será con el resguardo de un techo, pero se extrañó que dijera que era acampar o pernoctar bajo las estrellas, estando en una casa.

¡Podemos combinar ambas y estar mejor!, fue mí respuesta. Luego de dejar nuestras pertenencias en resguardo en la casa, le tapé los ojos.

¿Qué estás haciendo?, -fue su comentario-; ¡Acá está el elemento sorpresa!, atiné a decirle. Su emoción se sentía, porque me tomó de las muñecas mientras le guiaba sin ver; la manera de aferrarse era de una persona agradecida, llena de emoción, con ansias de vivir algo bonito, con la persona indicada.

Mí emoción no se quedó atrás y apresuramos el paso mientras le narraba cosas que no puedo describir acá, ya que eran dictámenes del corazón y sólo entre los dos podían quedar.

Al final, llegamos al pie de la cama balinesa, pero no le dirigí su atención a ella, sino que enfoqué su cuerpo con vista al mar. La majestuosidad del atardecer fue compañero ideal en sincronía para ese momento, junto a la brisa que movía a las palmeras, los últimos destellos que en el agua reflejaban y las aves que se despedían en lontananza.

Ella se quedó sorprendida y agradada. Luego notó la fogata que solicité al dueño de la casa vacacional que preparase. Y de último, notó la cama balinesa.

Sorprendida me comentó que qué hacía esa cama allí. Le expliqué que estaban diseñadas para estar en exteriores y así poder gozar de los atardeceres en armonía, de las noches equilibradas entre su frío y el calor de las sábanas y los cuerpos amantes y de los amaneceres que acompañan a los mejores “buenos días” de la historia, con vista al mar y al amor en fusión perfecta.

Obviamente no contaré lo que ocurrió, pero sepan que fue la noche bajo las estrellas y el amor, más hermosas del mundo. Imbatibles, necesarias y sinónimos de la consolidación de una unión que el cielo marcó, la noche amparó y se declaró, con vista al mar.

Espero que ello les inspire a emular. Es único y sensacional.

Lcdo. Argenis Serrano 

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