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Dejar una Buena Impresión

dejar una buena impresión

Quizá sea una comparación extraña, pero todos deberíamos actuar de manera tal que nuestra esencia llegue a dejar una buena impresión perdurable como la que logra el DTF (Direct To Film o Directo a la Película) en cualquier material.

Me explico. Todos nos ponemos nerviosos queriendo dar la mejor de las impresiones al entrevistarnos para un nuevo empleo; cuando lo que debería hablar por nosotros es nuestro currículo, el respeto por los demás, la capacidad de enseñar, aprender y resolver y la sinceridad en nuestras palabras y acciones.

Es una manera de queremos a nosotros mismos y augurarnos situaciones que no se escapen de nuestro control, sea por omisión o exageración en nuestras habilidades.

El dejar una buena impresión cuando entramos al liceo o a la universidad se mueve en no ser el foco de atención, pero sí destacar por prestar real atención a las enseñanzas. Si alguien se molesta por eso ya es su problema interno, mientras no transgreda tu espacio personal, puedes vivir con eso.

Lo que se aprende y queda, es porque se ha impreso en el fondo de nuestra alma; y quizá no en la misma manera en que los libros o las técnicas de enseñanza nos inculcaron las vayamos a aplicar, pero tenemos la fortuna de estar un paso adelante ante las necesidades de la vida laboral, estudiantil, hogareña o donde quiera que estemos.

Al mudarnos o estar en un entorno social nuevo, buscamos dejar una buena impresión en nuestros vecinos y posibles amigos. Pero nunca las falsas poses, las conversaciones largas que llegan a no tener sentido y que son un reflejo del ego pueden ser la manera de forjar alianzas, agrado, comunidad y amistad,

Hay que pensar en el prójimo y saber que todo tiene límites; además, más que el decir, lo que agrada a los demás es el buen hacer y que siempre salga de corazón; para resumirlo, ser coartífice de una buena vecindad en todo lo que sea posible. De allí parten todas las ganancias verdaderas para cualquier ser humano.

Claro está que tenía que tocar la necesidad de dejar una buena impresión cuando se pretende a alguien por vez primera. Irónicamente y por siglos, muchos hombres llegan mostrando un lado dulce que les es tan poco natural que luego se les cae. Quizá porque no es su naturaleza o quizá porque tienen otras pretensiones. Y cuando muestran su verdadero yo, empiezan las historias más grises a horrendas, según se permita.

Quien pretende está en el deber de dejar una buena impresión siendo tal cual es, conservando las normas más elementales de decencia y humanismo. Se puede ser chabacano o coloquial, pero eso no implica ser irrespetuoso.

Y la persona pretendida también debe dejar una buena impresión mostrando su disposición a ser bien tratada tal cual merece y ser recíproca. Con ello garantiza que ambos serán una pareja de verdad, que va a la par, que impresiona por cómo se conecta, entiende, sana y subsana, reconforta y se protege.

Esas son las parejas que dejan impresionados a los familiares y amigos y éstos les adoptan como propios porque no obtienen la confianza por consanguinidad, sino porque es un verdadero honor otorgárselas al habérselas ganado con sus fieles acciones.

Esas son las maneras elementales de dejar una buena impresión perenne. Y de seguro en tu corazón, mente y honorabilidad, surgen más.

Argenis Serrano 

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