Cuídate mucho, te diré de
frente y en mis oraciones; siempre confiado en tu buen criterio y lo centrada
que eres.
Nunca alejándonos de
nuestra humanidad y mucho menos, de que ese “cuídate mucho” no es sino otro
dictamen sincero salido desde la profundidad de mi corazón.
En el silencio de la
noche, donde las estrellas susurran secretos antiguos, quiero que sepas cuánto te
deseo cuidar.
Que cada latido de tu
corazón sea protegido por la ternura de mis pensamientos, y que en cada
respiración encuentres un refugio donde el amor te envuelva como un manto
suave.
No olvides que eres un
universo de sueños y esperanzas, y que mereces ser resguardado con la delicadeza
de un abrazo que nunca se suelta, con la paciencia de una lluvia que limpia las
heridas del alma.
Cuídate mucho, amor mío, porque en tu bienestar se refleja la belleza del mundo, y en tu sonrisa, la promesa de un mañana lleno de luz.
Permítete ser vulnerable,
pero nunca olvides que eres fuerte en la forma en que te amas a ti mismo.
Que el amor que te tengo
sea un escudo contra las tormentas, y que cada día te despierte con la certeza
de que mereces todo lo bueno, que mereces cuidarte mucho.
Oro porque tu destino, ya
sea en la vastedad del mundo real o en los rincones más profundos de su alma, esté
colmado de luz, esperanza y bendiciones.
Que cada paso te acerque
a tus sueños más queridos y que, en cada momento, siempre lleves contigo la
certeza de que tu esencia vive en mí, resonando con el eco dulce de un amor que
nunca se desvanece.
Hago votos porque la vida
te regale caminos llenos de dicha y que nunca olvides que, en mi corazón,
siempre habitaste y seguirás habitando, como un refugio eterno de cariño y
buenos deseos.
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