Siempre van a existir en
las personas solteras la idea que, entre levantamiento y levantamiento de pesas,
se podrá levantar un romance. Para algunos, algo fugaz, para otros, la compañía
que quieren de por vida. Y aunque lo callen, a conocerse en el gimnasio van
también, además de cuidar su cuerpo.
No existen ya
diferencias, sólo en el peso y las técnicas. Pero entre los aparatos, los
diversos ejercicios de fuerza, las rutinas en máquinas electrónicas o de
tracción de sangre, existe esa expectativa que el mero acto de cuidarse sea
atractivo para alguien del sexo opuesto.
Levantar pesas,
mancuernas o utilizar sogas o cadenas; una clase de pilates, yoga o aerobics. Entre
estiramiento y estiramiento, van observando a quien esté entrenando. Cada corazón
y actitud es diferente, y aunque algunos sólo vean con su cuerpo, otros lo
hacen con el corazón y la mente.
Conocerse en el gimnasio
es detectarse incluso entre los fuertes aromas del sudor, la música a veces
algo estridente y los gritos o pujidos que refrendan aquello de que “si no
duele, no sirve” a la hora de entrenar.
Aunque no haya quienes
las aplaudan, muchas historias de amor han comenzado en el gimnasio. Algunas solamente
basadas en el físico y muchas otras en lo equilibrado de entrenar al cuerpo
para que este esté saludable, mientras se mantiene al intelecto bien ejercitado
y a la moral en la cúspide.
Cada cuerpo es un templo
distinto, en el cual existen misterios por conocer. Y mientras más fuerte y
comprometido esté con el acto de cuidarse, más rudo e inexpugnable es, por lo
cual quien desee conquistarlo, tendrá que fortaleces mucho más que sus
músculos, haciendo que sus valores y personalidad sean realmente poderosos.
Cuando una pareja que
llegó a conocerse en el gimnasio comienza una relación, todo es igual de
organizado y metódico. Los horarios para entrenar coinciden, todo sitio es
bueno para fortalecer los vínculos amorosos y cuando el amor crece de verdad
entre ellos, saben que hay que fortalecer a la relación en todo ámbito.
Músculos bien torneados, abdómenes
marcados y planos, capacidad para levantar muchos kilos, mayor resistencia. Todo
eso es fantástico para el exterior y para complementar las tareas de un hogar a
formar.
Pero el amor de pareja
entre quienes llegaron a conocerse en el gimnasio necesita de la disciplina
aprendida para actuar con equidad y madurez ante las vicisitudes de la vida. Ser
fuerte de carácter y tener la piel dura para las duras pruebas que les pone la
vida.
Ser fuertes no es sólo
entrenar, sino poner en práctica todo aquello aprendido para saber enfrentar
los retos y marcar pautas de manera significativa. Y si el amor tocó sus
puertas al conocerse en el gimnasio, esa idea debería servirles como referencia
para construir un porvenir sólido y poderoso.
Si sólo asistieron al gym
a buscar banalidad, pasar el rato, tomarse fotos de su progreso o postear fotos
o videos supuestamente motivacionales, la verdad es que tienen una gran
debilidad.
Ahora, sí asistieron,
aunque fuese por un breve tiempo, pero disfrutaron la experiencia, entendieron
que hay que aprender los ejercicios, ponerlos en práctica, buscar superarse y
hacerse fuertes en todo aspecto, bien que valió la pena su inscripción al
gimnasio y bien que el destino les regaló la oportunidad de encontrar a la
mujer u hombre de sus sueños allí.
Porque al conocerse en el gimnasio, saben que
comenzaron una rutina de ejercicios interminables que cansa con gusto y les
hace más fuerte. Se llama, amor de pareja.
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