Mis votos matrimoniales
los digo con el miedo de la emoción, de lo que nos depare el futuro, de este
cambio para crecer entre dos, como uno solo.
Mi compromiso es corregir
ante cada falla, no sabiendo sí serán muchas o serán pocas, pero cuando sean,
procuraré actuar en caliente, pensando en frío.
Estaré allí para ti, tal
cual estarás tú para mí. E incluso, puedo decir que, de manera unilateral, como
un pago justo, aunque siempre deficiente, de ese tesoro que es tu amor.
Cuando los días sean
grises, buscaré en mi ser el cómo darles mejor color; cuando sean coloridos,
procuraré que así se mantengan.
El amor que hoy se sella
ante un altar, ante los hombres y primer que nada ante Dios, para mí tiene
permanencia y por él, lucharé, ya que es una llama toda a la vida y no quiero
se extinga, porque sería extinguirme yo mismo.
Me comprometo a cuidarte,
escucharte y decirte lo que debes escuchar y no lo que quieres, porque soy
desde ya tu esposo, pero desde el instante en que cruzamos la primera palabra,
me hice el mejor y más leal de tus amigos.
Declaro mí amor ante
quienes nos quieren y cada vez que nos vean, sabrán que no fueron sólo palabras
escritas en un papel ni falsas poses, porque siempre serán hechos.
Respetaré tu pasado, tu presente
y tu futuro, porque el tiempo que has vivido siempre ha sido valioso, por eso
es que te considero un tesoro invaluable que a mí llegó para quedarse.
Cuando nos sintamos bien,
nos blindaremos; cuando nos sintamos mal, nos cuidaremos. Y si muevo la balanza
en ese compromiso, será para que seas tú la que reciba lo mejor del cuidado,
protección y sanidad.
Podremos hablar con quien
sea y jamás temer al pecado de caer en la tentación, porque somos fuertes y ese
sí mutuo que nos dimos en privado, ante los nuestros y ahora ante el altar, nos
libra de cualquier gana de sedición y descalabrar nuestra relación.
Confirmo con gusto y
desde el corazón, con toda la emoción y verdad que puede caber y sobresalir de
mí cuerpo, que te amo, te amé y te amaré y corresponderé nuestra relación de
pareja y nuestro deber individual a pensar y sentir particularmente, siempre
procurando que nuestra unión sea la primera.
Que lo que nos depare
Dios al sellar este amor, sea feliz, humano, justo, sin temores, peligros ni
falta de soluciones es lo que pido. Pero ante todo, que tú seas feliz y que
cada día yo pueda serlo por el gran hecho de estar contigo y colaborar a lograr
dicho noble objetivo.
Argenis Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario