martes

Mirada al Cielo

mirada al cielo


En la quietud del alba yo me encierro

Con la mirada al cielo en su celeste abrigo,

mi alma se eleva, libre de recelos,

como ave que regresa al trigo.

 

Las nubes cruzan, suaves, sin consuelo,

sus formas lentas me devuelven calma,

quisiera alzar los brazos hasta el cielo,

y poder curar la herida de mi alma.

 

Brilla la luna tras la noche abierta,

mi pensamiento navega su reflejo,

una pregunta en mi razón despierta:

¿será el amor eterno su consejo?

 

Las horas pasan lentas, sin premura,

y el firmamento canta en su misterio,

las penas toman forma de ternura,

cuando el silencio es todo el ministerio.

 

Con paso lento y alma descubierta,

camino en paz, sin miedo ni desvelo,

la brisa canta en voz suave y abierta,

y alza mis sueños alto como el cielo.

 

Mi fe reposa en tierra bien sembrada,

mis manos guardan luz de madrugada,

mi corazón renace sin medida,

y encuentro en Dios la calma prometida.

 

Las nubes traen secretos del rocío,

la luna escribe versos en mi frente,

y el horizonte tiembla, claro y frío,

como un suspiro eterno y transparente.

 

La noche entera cabe en una estrella,

y el universo pulsa en su belleza,

mi alma es frágil, pero en ella centella

la luz divina y santa con firmeza.

 

Te busco a ti, en la tropósfera visible,

Ya que en el suelo, te me haces distante,

¿Podrías pensarme al menos en este instante

Y ver que mí amor, es puro y perceptible?

 

Te adoro tanto que callo el decirlo,

Sólo me atrevo aquí en escribirlo,

Si estás sola, ¿Por qué no estar conmigo?

Seré tu fiel amante, y un mejor amigo.

 

Con la mirada al cielo, buscando respuesta,

De por qué tú, ángel celeste, hecho mujer,

Llegaste a mi vida, sin poder tenerte,

Y a pesar de ello, seas todo mi querer.


   Argenis Serrano 

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