Al día de hoy
Con todo respeto…
Debo inmiscuirme como amigo, aunque ponga en riesgo nuestra
amistad, pero sé que antes de molestarte conmigo estas palabras entrarán en tu
ser y poco a poco las podrás equiparar con lo que sucede y sin buscar que me
des la razón, te habré ayudado a salir de un problema.
Por ti, me pongo en el rol incluso de soportar el dolor
de perderte. Lo haría si estuvieses haciendo algo malo y tuviese que inmolarme
para salvarme, como por igual lo hago para salvaguardar tu vida en la salud.
Te pido, mi niña, que descanses, no como ocio ni en el
momento en el que el agotamiento te lo permita. Sino como una niña que sus
horarios tiene y despierta vigorosa, con ánimo y sin ojeras o bostezos.
Parece algo trivial, pero, así como una gota horada a una
piedra, la rutina merma a la salud o la fortalece. El hábito del sueño es
necesario, como el de alimentarse (distinto a comer) en buen horario y sin
agobios.
Ya lo
que pasó, pasó y allí se queda. En la formación, constancia y ganas se drena lo
malo porque lo que entra es lo bueno. En el experimentar y conocer nuevas
gentes y nuevos ambientes hay vida, un ciclo natural que para quienes son
astutos de acoplarse es la existencia adecuada.
Todo
nuevo proyecto es agobiante, pero quizás en el atrevimiento y en el olvido de
la perfección, sino de la construcción por encima de lo ya bien construido, se
halla el secreto y el sabor del proceso. Así que actúa ya y no pienses en lo
material no más, sino en el accionar y que, entre todos en derredor, lo bueno que
no se imagina se hará posible en el redil del bien.
Estar
a la defensiva no es grato cuando si no se te está atacando. Pedir ayuda no es
malo, malo es no pedirle. La única condición es hacerlo cuando se requiere de
verdad y no como un hábito de ser salvada, porque ello es una afrenta a tus
propias grandes capacidades. Con organización todo es posible y hablando para
refrendar, corregir o conseguir nuevas ideas y sensaciones, el crecimiento será
mejor.
La rutina
cuando es buena, se hace intocable; pero en ella bien que se pueden meter
algunas cosas por muy pequeñas que sean, para que en tu mente te digas con
razón que no eres ni por ti predecible para ti misma. Para poder crear orden,
bien que nos hace falta un tantito de caos.
Quien
te quiere no te olvida; y no es necesario que te lo digan a cada rato, pero sí
lo podrás sopesar cuando la necesidad arrime. No hay distancia que separe a dos
corazones amigos o enamorados, mucho menos el tiempo se encarga de ello, ya que
ambos -distancia y tiempo- metafóricamente hablando sólo se encargan de lo malo
y le dejan lo bueno a las gentes de bien.
Hay cargas
que no lo son tal y que a gusto llevamos encima. Pero entre varios el fardo es
menor, el trabajo se hace más placentero y los resultados esperados se
presentan mucho antes, creando tal satisfacción que luego de un buen y merecido
descanso, arrancamos una nueva empresa. Míralo así y todo lo podrás
sobrellevar.
El pasado
que no funcionó, se averió. ¿Y a dónde va lo dañado?, al basurero de la
historia. Nadie haba de una vieja licuadora dañada lo malo que funcionó al
final, sino el número de veces que batió, la potencia, su vaso, en din, todo lo
ventajosa que era. Así es con los humanos y, si no puedes decir lo bueno,
tampoco digas lo malo. Gastarse es no haber trascendido.
Cada
paso vale, logrado por ti y por todos aquellos que construyeron su historia. Sólo
comer, dormir e ir al baño o quizás un examen es lo que podemos o debemos hacer
por nosotros solos. En todo lo demás, hay que tener el apoyo de alguien y el
pundonor de reconocer su cuantía para lo que ahora, vales.
Muchos
escalones para la felicidad has pisado y quiero recordarte que en cada uno de
ellos, ya la felicidad habitaba. Al hacer que todos lleguen a un destino y dejen
un pedacito de sí en ti, ya has ganado las mayores alegrías. Toda sonrisa de
satisfacción, orgullo y emoción son la suma de todos los bienes. Y ellos han
provenido de ti o han sido por y para ti.
Por quererte
tanto, he tenido que jugar entre la metáfora y la realidad. Porque decirle la
verdad a alguien no es crueldad incluso en la crudeza que de por sí reside en
la verdad misma.
Pero
es que ya que no puedo cuidarte estando a tu lado, lo hago habitando de alguna
manera en tu mente, con algunas palabras de todas estas que en ti resuenen y te
salven del desgaste de ver hacia atrás, esforzarte hasta casi sucumbir y cuidar
a los demás sin hacerlo para ti misma en paralelo.
¿Entrometido?,
seguramente; ¿Evidente?, demasiado, ¿Innecesario?, a primera vista quizá.
Pero
si lo has leído hasta aquí, tú, que eres la única que puede y debe decidir por
ti, sabrá qué hacer o cómo cotejar lo aquí dicho. Desechar los excedentes y
tomar lo necesario para retroalimentar tu propia personalidad.
Sólo
me importa que estés sana, sepas llevar las cargas y que veas en lo más
pequeño, el resplandor del éxito, sorpresa y prosperidad.
Quien
te quiere mucho…
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