Vivía en el superbloque 42, 43 y 44 de la zona F en el 23 de enero, cuando comencé a publicar mis cositas en la prensa. Algo inusual en aquel
ambiente que un jugador de pelotita de goma y chapitas pusiera su firma al lado de tan famosos articulistas de la época.
Esto, por supuesto , produjo las reacciones propias de un vecindario como el mío: alabanzas, competencia y el “cómo lo bajo de allí” que nunca falta. Este último sentimiento me imagino fue el que indujo a un fulano a decirme: “te las das de poeta, y tu mamá anda por ahí vendiendo empanadas”. “Así, yo sé”, fue lo único que le contesté en ese momento. Pero luego , y por si acaso, le respondí a todos con la siguiente publicación
Mi madre murió el 16 de agosto del 2004, un día después del referendo. Pero ya había tenido suficiente tiempo para leerle lo anterior. Ella lo disfrutó mucho.
Bendición, amá!
Octavio Montiel
ambiente que un jugador de pelotita de goma y chapitas pusiera su firma al lado de tan famosos articulistas de la época.
Esto, por supuesto , produjo las reacciones propias de un vecindario como el mío: alabanzas, competencia y el “cómo lo bajo de allí” que nunca falta. Este último sentimiento me imagino fue el que indujo a un fulano a decirme: “te las das de poeta, y tu mamá anda por ahí vendiendo empanadas”. “Así, yo sé”, fue lo único que le contesté en ese momento. Pero luego , y por si acaso, le respondí a todos con la siguiente publicación
Esa que ves cada mañana en el abasto,
a la que escuchas proferir cualquier sandez
por el monto excesivo de aquel gasto
que siempre le discute al portugués
La que vende empanada a los vecinos
al tiempo que la jala cualquier nieto
y afianzándose en sus gestos campesinos
le grita al muchacho un “Tate quieto!!”
Esa que no es esbelta ni entallada
y que grita a sus muchachos por la tarde
con atuendo de mujer desaliñada
porque ante la apariencia no es cobarde…
Me vas a perdonar, pero es mi amada;
aunque a la vista tuya no le cuadre:
existo y soy por ella, por más nada,
fue la que me parió, vale, es mi madre.
a la que escuchas proferir cualquier sandez
por el monto excesivo de aquel gasto
que siempre le discute al portugués
La que vende empanada a los vecinos
al tiempo que la jala cualquier nieto
y afianzándose en sus gestos campesinos
le grita al muchacho un “Tate quieto!!”
Esa que no es esbelta ni entallada
y que grita a sus muchachos por la tarde
con atuendo de mujer desaliñada
porque ante la apariencia no es cobarde…
Me vas a perdonar, pero es mi amada;
aunque a la vista tuya no le cuadre:
existo y soy por ella, por más nada,
fue la que me parió, vale, es mi madre.
Mi madre murió el 16 de agosto del 2004, un día después del referendo. Pero ya había tenido suficiente tiempo para leerle lo anterior. Ella lo disfrutó mucho.
Bendición, amá!
Octavio Montiel
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