Tan breve distancia la que hoy nos separa, desde la intensidad de tu mirada hay sólo un segundo de tus ojos a los míos… |
Leve espacio, sólo la flama de tus ojos en mi
horizonte en éste tiempo robado hace que se acorte el espacio, imagino que tu
aliento resbala húmedo en mi rostro…
Recorres espacios prohibidos para ambos, me
llamas o escribes, poniendo dolor en mí nombre... ¡porque eres ajena!
Aun así persistes en la búsqueda de ese momento
que soñaste y que evitar por ser adulta y ligas con la madurez; niegas ésa
pasión juvenil a tu edad que haría estremecer tu carne...
Ahora estoy aquí, al borde de tu mirada, tan
próximos que llegaríamos a ser uno... te llamo y no respondes; no con menos
dolor en tu nombre, te llamo para saberte cerca de mí, pero estás junto a
otro... pero…
¡Al fin respondes!, siempre con el temor de la
amante infiel pero con la decisión de quien se entrega por que ya no encuentra
resistencia y no ve pecado en la alegría de sentirse otra vez VIVA…
Te quedaste en el tiempo que imposible y triste
te sabía... en tu coraza de mujer casada...en un disfraz de lunática que
supuestamente te protege de las cosas inconclusas, entre ellas, los gemidos de
la pasión que son obligación en la felicidad de una mujer…
Ya no encuentro tu resistencia, resbala con tu
blusa y demás prendas hasta dejar tus senos expuestos... ansiosos de tanta
espera, esa espera que ahora se desliza como mis dedos en tu piel hasta tus
tobillos a donde llega tu presencia desnuda...
Ya no hay más esperas, nuestras manos corren al
encuentro de unas espaldas desnudas bailando suaves con nuestros besos, mezcla
de pasión, necesidad, respeto y cura del dolor…
Te miro desde arriba para quemarme en la flama
de tus ojos; te miro para envenenar mi vida con tu luz haciéndome una marca en
el alma, lo que será el precio de esta entrega…
Me llamas o escribes poniendo pasión a mi
nombre y la humedad de tu sexo estremece; elevo la mirada pidiendo al cielo que
este momento se haga eterno y que el pecado se me borre por ser sólo un amante
iluso...que sabe que todo lo bueno acaba.
Tú volverás a tu hogar, yo a mi soledad, lejos
de tu mirada volveré a mis noches insomnes, para llamarte o escribirte en la
oscuridad. Volveré a no tenerte, como debe ser, pero con mucho menos dolor del
que merezco, porque mucho de tu bien me diste y viceversa...
La pasión bien compartida es panacea de las
tristezas de los abandonos por quienes dicen querernos y no lo hacen…
Estaré solo con este secreto de los dos, de
este tiempo ajeno que locos robamos a la vida sólo por tenernos... tan
próximos; que llegaríamos a ser uno, rompiendo las cadenas de las tristezas o
de la vulgar infidelidad.
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