viernes

El Amor es como un Helado...

Siempre he tenido curiosidad con el amor... Al ver las experiencias de mis amigos más cercanos he llegado a la conclusión de que el amor es una especie de copa de helado con muchos siropes y por supuesto su cereza arriba.

También lo ratifica una señora amiga que hace comedia y sabe del tema, porque lo vive y lo aprueba “porque ella se lo merece”.

¿Por qué un helado?, Porque es una dulce tentación. Hay que comérselo con todo el placer del mundo, es dulce y apetitoso. Pero si te lo comes rápido te da frío cerebral, engorda y si la copa es muy grande te da un gran dolor de estómago.

También da dentera e hipersensibilidad.

Es todo un ciclo... A veces de una semana o dos, quizás más, quizás menos (unas horas)... El hecho es que es medio tenebroso el camino... Es difícil entregarse con todos esos antecedentes, claro... Aunque no espero de nuevo la frialdad de que alguien venga a romperme el corazón con un frío muy helado, el de la mirada y de las palabras con el adiós. Un helado derramado, para que mejor se entienda.

Quisiera que alguna mujer me diera a probar de sus ricos sabores de ambrosía femenina, porque si no lo hacen ¿Cómo aprendo del sabor de esta golosina en la vida y en el amor?...

¿Expectativa, esperanza?... Bueno si me remito a las vivencias de mi círculo más cercano. La experiencia no hace nada, lo que hace es el vivir y cuidarse mutuamente, usando el saber con la sensibilidad. Dos cosas que un helado también despierta.

La pregunta del millón de céntimos sigue siendo: Y entonces, ¿Quién Comprende el Amor, el que come o no come helados?...

Mientras llega la respuesta más similar a la correcta en esta heladería que es el amor, comeré uno con chocolate pasión, fresa color de mujer y mantecado blanco de paz. ¿Y tú, cual quieres?

Por cierto, una mujer bañada en sirope, merece ser probada cuán helado. Doble dulzor, doble placer.

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