Despierto
pensando en ti,
En tus senos dulces y tiernos, en tu vientre perfecto,
Despierto en ti de madrugada a la noche fría de los recuerdos,
Una vez más tu piel tersa se me esconde por las sábanas
Y te ríes mientras me hundo en tu pelo.
¿Cuantas veces me despierto y te quiero?,
Pienso entonces que somos felices,
Que no necesitamos nada,
Mas que besos,
Pero de pronto en la venta se oye la gente y la calle
Y despierto sabiendo tu ausencia amor,
Pues no somos más que anhelo.
Pienso pues lo que me dice el viento,
Que al fin de todo somos cenizas sin cuerpo,
Polvo que no quiere arrastrarse,
Muerte fatigosa de tantos recuerdos,
Somos el lastre de un mar muerto.
La vida se escapa como el agua corre entre los dedos,
Instantes que emergen y se van en estelas fugaces
Y lirios pálidos que flotan en los versos...
Me lo ha dicho la vida que se parece a la muerte
Me lo han dicho tus besos.
Te lloro, como llora tu sexo en mis manos,
Como las nubes lloran a las tardes de verano
Y te beso, cual lágrimas sobre tus pechos
Y te odio, como queriéndote menos,
Como necesitándote poco.
Te lloro, como lloran mis besos,
Como se pierden los sueños
Y te lloro pues de mi unida,
Cuando más te extraño,
Cuando eres mía.
No estas, cual suspiro al viento,
Cual placer sin celo, no estas.
Tras la ventana,
Ni en las sabanas, ni en nada,
No te pienso ni te quiero,
No estás.
No eres ni perduras, ni me quieres ni te veo,
Ni te nombro ni te siento,
No estás.
No hay café ni aroma dulce,
Ni tus besos en mi cuello, no estás...
No estás.
¿Cómo se supone qué debo extrañarte?
Si no me enseñaste a olvidarte,
Si lo único que sé es abrazarte...
En tus senos dulces y tiernos, en tu vientre perfecto,
Despierto en ti de madrugada a la noche fría de los recuerdos,
Una vez más tu piel tersa se me esconde por las sábanas
Y te ríes mientras me hundo en tu pelo.
¿Cuantas veces me despierto y te quiero?,
Pienso entonces que somos felices,
Que no necesitamos nada,
Mas que besos,
Pero de pronto en la venta se oye la gente y la calle
Y despierto sabiendo tu ausencia amor,
Pues no somos más que anhelo.
Pienso pues lo que me dice el viento,
Que al fin de todo somos cenizas sin cuerpo,
Polvo que no quiere arrastrarse,
Muerte fatigosa de tantos recuerdos,
Somos el lastre de un mar muerto.
La vida se escapa como el agua corre entre los dedos,
Instantes que emergen y se van en estelas fugaces
Y lirios pálidos que flotan en los versos...
Me lo ha dicho la vida que se parece a la muerte
Me lo han dicho tus besos.
Te lloro, como llora tu sexo en mis manos,
Como las nubes lloran a las tardes de verano
Y te beso, cual lágrimas sobre tus pechos
Y te odio, como queriéndote menos,
Como necesitándote poco.
Te lloro, como lloran mis besos,
Como se pierden los sueños
Y te lloro pues de mi unida,
Cuando más te extraño,
Cuando eres mía.
No estas, cual suspiro al viento,
Cual placer sin celo, no estas.
Tras la ventana,
Ni en las sabanas, ni en nada,
No te pienso ni te quiero,
No estás.
No eres ni perduras, ni me quieres ni te veo,
Ni te nombro ni te siento,
No estás.
No hay café ni aroma dulce,
Ni tus besos en mi cuello, no estás...
No estás.
¿Cómo se supone qué debo extrañarte?
Si no me enseñaste a olvidarte,
Si lo único que sé es abrazarte...
Hernosisimo
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