Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz, te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz, voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma,
que seas
precisamente lo que viene
detrás de tu mano,
porque el agua, considera el
agua y los leones
cuando se disuelven en el
azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura
de la nada,
encendiendo sus lámparas a
mitad del encuentro.
Toda mañana es la pizarra donde
te invento y te
dibujo, pronto a borrarte, así
no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino es también la luna y el espejo, busco esa línea que hace temblar a un hombre en una galería de museo.
Además te quiero y hace tiempo
y frío.
Reflexión de Romantistech: Julio Cortázar juega de manera magistral con la bohemía, la divagación y esos pensamientos que una persona enamorada percibe y que con dificultad puede explicar, pero sí vivir. La esencia del enamoramiento que para la mayoría no tiene razón, pero es magnífica que así exista cuando se ama recíprocamente con bien.
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