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Ya los Hombres no Escriben Poesía

“Ya los hombres no escriben poesía", se escucha decir entre susurros y nostalgias en las esquinas de la ciudad, donde el eco de versos olvidados parece desvanecerse en el aire denso. Las musas, recelosas, parecen haber abandonado a los poetas de la pluma masculina, dejando un vacío en la lírica del mundo.

 

Antaño, los hombres escribían versos que narraban amores apasionados, desventuras del alma y la belleza efímera de la vida. Sus palabras eran como fuego que ardía en el pecho, como susurros al viento que acariciaban el alma del lector con su melancolía y esperanza.

 

En los pliegues del tiempo, donde las palabras se desvanecen como suspiros olvidados, yacen los ecos de una época dorada. Los hombres, antes poetas, tejían versos con hilos de emoción y tinta de pasión. Sus plumas danzaban sobre el papel, trazando sueños, amores y desvelos.

 

Pero ahora, ¿dónde están esos trovadores de antaño? ¿Dónde los versificadores que pintaban con palabras los misterios del alma? Las voces se han apagado, los corazones se han vuelto mudos. La prisa, la tecnología, la urgencia de lo efímero han eclipsado la belleza de la poesía.

 

Transcurren estos tiempos veloces y el ruido del mundo moderno parece haber ahogado el canto de los poetas varones. Las prisas, las responsabilidades, los afanes cotidianos han silenciado las voces que solían plasmar la verdad desnuda en versos profundos y conmovedores.

 

¿Dónde están esos hombres que solían pintar con palabras los paisajes del sentimiento humano? ¿Dónde se esconden aquellos que desafiaban al tiempo con sus versos eternos? Quizás se hayan perdido en el laberinto de la realidad, buscando respuestas en un mundo que parece haber olvidado la magia de la poesía.

 

Los hombres ya no escriben poesía; prefieren mensajes breves, emojis y acrónimos. Sus almas, antes abiertas como libros, ahora se esconden tras pantallas luminosas. ¿Quién recuerda los sonetos, los haikus, las odas? ¿Quién se detiene a contemplar la luna y a suspirar versos bajo su luz plateada?

 

Quizás, en algún rincón olvidado, un hombre solitario aún sostiene una pluma. Quizás, en la quietud de la noche, sus dedos trazan líneas secretas en un cuaderno desgastado. Quizás, en su corazón, la llama de la poesía aún arde, aunque tenue.

 

Por lo tanto sigue viva la esperanza en el horizonte, un destello de luz que se cuela entre las sombras. Porque en algún rincón del alma de cada hombre late el anhelo de expresar sus más profundos anhelos y temores en versos inmortales. Quizás, algún día, los hombres volverán a escribir poesía, y el mundo resonará de nuevo con la belleza de sus palabras.

 

Así que, si encuentras a uno de esos hombres, abrázalo como a un tesoro. Pídele que te recite versos, que te hable de amores imposibles y paisajes lejanos. Porque en su voz, en sus palabras, encontrarás la magia que el mundo moderno ha olvidado.

 

Y tal vez, solo tal vez, él te regale un poema, un fragmento de eternidad en un mundo apresurado. Porque aunque los hombres ya no escriban poesía, el alma humana sigue anhelando la belleza, la trascendencia, la conexión con lo divino. Y en cada verso, en cada estrofa, encontramos un pedacito de nuestra propia inmortalidad.

poesía

 

Argenis Serrano 

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