En
la suave tela de la pañoleta,
se
esconden los suspiros de antaño,
cada
hilo un recuerdo, una meta,
lazo
que el tiempo no ha dañado.
Baila
la pañoleta en el viento,
como
un ave que busca su cielo,
libre,
sin rumbo, sin tiempo,
tejiendo
sueños en su vuelo.
En
la pañoleta de colores vivos,
se
dibuja la esperanza del mañana,
cada
pliegue, un sueño furtivo,
en
sus nudos, promesa temprana.
La
pañoleta guarda en su trama,
la
nostalgia de un tiempo pasado,
sus
colores, un eco, un drama,
de
amores y días olvidados.
En
la pañoleta de seda fina,
se
entrelazan dos corazones,
cada
nudo, una caricia divina,
en
sus pliegues, susurros y emociones.
La
pañoleta en su mochila,
testigo
de caminos y senderos,
en
cada esquina, una historia sencilla,
en
cada borde, recuerdos viajeros.
La
pañoleta lleva en su diseño,
flores,
hojas y el canto del río,
un
reflejo del mundo pequeño,
un
abrazo de la tierra y su brío.
En
la pañoleta de colores vivos,
se
teje la historia de mi gente,
cada
patrón, un legado antiguo,
y
en los hilos, un pasado presente.
Ella
usa esa prenda a gusto,
Sea
laborando o al estudiar,
Ambas
se hacen brillar,
Fineza
en ambas, balance justo.
Te
imagino así, en un paseo,
Haciéndola
volar con el viento,
Con
ella recoger tu cabello,
Invistiendo
de humildad, a ese momento.
La
mujer más noble, sabe vestir,
Con
prendas honrosas a todo su cuerpo,
Pañoleta
testigo de nuestro encuentro,
Con
ella y conmigo, volverás a salir.
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