Un
perro de taller no sabe de las comodidades de una casa, pero nada le incomoda.
Podrá
estar sucio con manchas que difícilmente se quiten, pero eso no le resulta
problema.
Su
vida está llena de aromas y sonidos fuertes.
En
ocasiones ve gente y en algunos humanos, compañeros.
Rara
vez es mimado como un can de casa.
Siempre
es el asistente de trabajo único.
Al
perro de taller los días le son todos iguales.
Pero
hay días que se le hacen largos, cuando los dueños del taller mecánico se van
de vacaciones.
Tiene
su agua y alimento, pero le hace falta la laboriosidad.
Sentirse
solo en sus horas nocturnas de trabajo le está bien.
En
ellas contempla a la luna, oye la lluvia en un techo de zinc, se abriga del
frío en su casuchita o debajo de un auto.
Un
perro de taller debería ser considerado entre todos, el más fiel.
Trabaja
por casa y comida; quiere abrazos y mimos, pero no están en su contrato.
En
ocasiones ladra, en otras a los ladrones espanta; también puede ser la primera
y única víctima.
Siempre
arriesgado por aquellos que le acompañan en horario laboral.
Perro
de taller, muchos que se dicen guardianes animales no te recuerdan.
Sólo
los mecánicos que en horas sin clientes, te hablan, juegan, limpian y enseñan.
Un
jefe que también te agradece tu buena labor.
Te
da comida, agua, un collar, suplementando así lo que tú realmente necesitas y
mereces…
…Amor.
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