Tuviste
a bien preguntarme que qué me inspira y claro está que debo responderte, porque
ya de plano esa pregunta es inspiradora.
Sea
lo que sea que escribo, siempre hay recuerdos de dónde estuve, qué dije, qué escuché,
que vi o que percibí (sea por olfato, gusto, tacto o intuición). Si puede
llegar a algo provechoso, seguro que lo escribiré cuando sea el momento
propicio, que en algunos momentos no es en otro instante que cuando llego a
recordarlo.
¿Que
qué me inspira?, las cosas que diría en un momento dado o a la persona adecuada
para el sentir que despierte o lo que marque la pauta como el deber y el
actuar.
Imagino
varias respuestas a recibir y cómo fluiría todo; sólo es imaginación que a veces
coincide y muchas otras no. Y esa retroalimentación es inspiradora.
Me
ha inspirado todo aquello que por error propio o ajeno me sucedió, con el fin
de buscar una conseja o una moraleja.
Si
me volvieses a preguntar qué me inspira, te diría por igual que me fijo en
aquello que no es inspirador, porque se convierte en advertencia y eso me es
necesario escribirlo.
Lo
que me gustaría, desde lo más sublime hasta lo que podría ser mal interpretado
como avieso, me resulta inspiración innata, propio de la imaginación, la
creatividad y hasta la propia naturaleza humana.
Siempre
me inspira la balanza del bien, incluso cuando no me favorece. Porque el mundo
no gira en torno a mí ni a nadie, pero sí en torno al bien que le ha construido,
aunque siempre se aparezcan los chacales.
Servir
con complacer ciegamente es una fuente de inspiración humana, porque te ayuda a
encontrar la paz de las mejores relaciones, esa que nos permite dormir, comer,
bañarnos, caminar y ver a los demás a los ojos con la conciencia limpia y la
frente en alto.
Tajante
y constructivo, coloquial y errático, disciplinado y sin control. Así es mi
inspiración cuando se desata y busca temas, mensajes, hablar de lo malo y de
las cosas gratas.
La
polisemia de la palabra se me antoja, es algo qué me inspira desde que aprendí
que es ella, porque me ha permitido a disminuir la pobreza del lenguaje y el
saber. Cuando olvido un concepto y definición que he aprendido, me conmino a
buscar y en el camino encuentro otras cosas. Y así, me vuelvo a inspirar.
Es
pues un ciclo sin fin en el que siempre se piensa basado en lo que se sabe, se
investiga, se percibe y se ha refrendado; porque los inventos son para el bien
mutuo, pero eso no incluye a los sofismas o esnobismos que se inventan algunos.
Sentir
es valioso y ahora que los sentimientos son dejados a un lado por aquellos que
se derrotaron a sí mismos, mucho más. Es mejor que te digan tonto por
idealista, que caer en el abismo de la insensibilidad que les consume.
La
vida es una; pero tampoco es eso de presionarse en toda experiencia. Siempre de
los siempre será aquello que te resulte cómodo y deje algún legado para ti y
los tuyos. Algo qué me inspira es saber de esa gente que no sólo es una huella
de carbono, sino una historia con matices bonitos incluso cuando la hayan
pasado feo.
Juego
con la creatividad; todo lo qué me inspira para hacer y decir, sentir y explayar
es un juego que no deja de sorprenderme, siempre con límites de alcance, pero
con improvisaciones en ese campo de juegos.
Espero
haber podido responder de la mejor manera tu pregunta sobre qué me inspira,
aunque está claro que falta mucho, porque no incluí todo lo que me has hecho
sentir desde que a un espacito en tu vida me dejaste entrar.
Gracias Argenis, buena respuesta!!
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