Por quincuagésima segunda vez la palabra No,
y todo lo grande en dolor que ella puede tener,
sale de una boca dirigida a mis sentidos.
Cada milímetro de mi piel lo conoce tanto
que ya no le es ajeno,
es casi parte de mis actos.
Sorpresivo sería un SÍ,
algo que por no haber sido recibido jamás,
cualquier preparación protocolar está ya olvidada,
o perdida...
Queda de nuevo emular al Ave Fénix
levantarse victorioso de las cenizas de la ilusión
y cual prisionero
marcar en las paredes
otro signo de rechazo,
el número 52....
No hay comentarios:
Publicar un comentario