Pido permiso a tus labios para soñar, mientras dejo obrar al corazón; al tiempo me robas un beso y no sé si sentirme dichoso o triste de que tú seas mi ladrona y de que este beso pedido sea el último entre los dos.
El alma se vuelve cautiva al sentir tu mirada en la mía; poco a poco siento tus manos que desnudan mi cuerpo despacio. Se desvanece el tiempo, se disipa la frontera entre la realidad y la ilusión, entre lo que es o podría ser el mejor de mis sueños pero, a la vez, el último que protagonizas.
Siento tus labios, cálidos y decididos que se acercan a los míos y que unidos, forman un puente de pasión que ni el tiempo podrá derrumbar. Siento el universo, percibo todos los sentidos junto a este, tu primer y último beso.
Hoy recuerdo con nostalgia ese momento y sólo pido que al leer esto, lo hagas con los ojos y el corazón al mismo tiempo para que puedas entender mi sentimiento...
Simplemente... te conocí en mis sueños, te encontré en mis pensamientos; ahora no sé si te sueño o te siento en pensamiento...
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