Es esa que encontramos en los momentos álgidos.
Que aparece como ángel caído del cielo, para oír, analizar, opinar, aconsejar y aportar en todo lo que el alma se te está desarmando.
En esos instantes en que requieres a alguien imparcial, porque no está influenciada por conocerte de antes, porque no hay lazo sanguíneo, porque su actitud y aptitud es la idónea.
Un hombro en quien llorar, la palabra adecuada.
Te dice lo que debes oír y no lo que quieres oír, base y principio de una amistad.
Es esa amistad que se porta tan bien que te preguntas ¿por qué llegó ahora y no antes?, sin recordar jamás una verdad: las cosas son cuando deben ser, no cuando se quieren. Todo sucede por algo, nos guste o no.
Esa amistad que te ayuda a acabar un ciclo doloroso, en que las decepciones aparecieron de quienes tenían tu confianza, tu cariño y amor.
O esa que aparece para ayudarte a salvar un obstáculo que ni tú ni tu pareja se atreven a hablar.
Es la amistad con la que puedes hablar sin tabú o, no siempre, llegar a sentir lo que otra persona no te hace sentir, en la intimidad.
Es el affaire del despecho, del sentimiento, de la confusión, de la necesidad y a veces del amor que no quieres dejar salir, porque tu mirada está en otra persona o ya ves decepciones donde no las hay.
Y con ello, comienzas a sepultar a esa amistad, porque fue una solución para mente, cuerpo y alma en unos instantes.
Pero quizás esa persona te estaba viendo con la entrega de su alma, cuerpo, mente y corazón y no lo viste.
Y allí se sigue un ciclo (a veces parece lineal), del daño a los corazones. Y doble, porque acabaste una amistad porque ya te sirvió, fue una "etapa superada" o "gracias por tus servicios, puede seguir tu camino".
El abandono de quien te auxilió en tus momentos malos, cuando se está bien, no es lo correcto, sólo es lo habitual o circunstancial en estos tiempos modernos. Y es realmente triste.
Más para la persona que te apoyó no es norma que "me debes lo que te ayudé", porque eso es un pútrido interés. Quien hace eso, no debe decirse amigo o amiga.
Dios no te castigue, no es lo que una persona dolida porque le usaste a sabiendas o no, querría. Sólo se desea que no te ocurra lo mismo o no repitas ello. Que Dios te bendiga.
Una amistad utility es una ilusión de uno, un servicio desinteresado y un deber humanista, lo que nace del corazón, es una verdad inexpugnable.
Pero, lo mejor es que la distancia que marcaste, no la recorras en retroceso...
No puedo seguir sufriendo tanto daño en mi vida, por ser bueno.
Que aparece como ángel caído del cielo, para oír, analizar, opinar, aconsejar y aportar en todo lo que el alma se te está desarmando.
En esos instantes en que requieres a alguien imparcial, porque no está influenciada por conocerte de antes, porque no hay lazo sanguíneo, porque su actitud y aptitud es la idónea.
Un hombro en quien llorar, la palabra adecuada.
Te dice lo que debes oír y no lo que quieres oír, base y principio de una amistad.
Es esa amistad que se porta tan bien que te preguntas ¿por qué llegó ahora y no antes?, sin recordar jamás una verdad: las cosas son cuando deben ser, no cuando se quieren. Todo sucede por algo, nos guste o no.
Esa amistad que te ayuda a acabar un ciclo doloroso, en que las decepciones aparecieron de quienes tenían tu confianza, tu cariño y amor.
O esa que aparece para ayudarte a salvar un obstáculo que ni tú ni tu pareja se atreven a hablar.
Es la amistad con la que puedes hablar sin tabú o, no siempre, llegar a sentir lo que otra persona no te hace sentir, en la intimidad.
Es el affaire del despecho, del sentimiento, de la confusión, de la necesidad y a veces del amor que no quieres dejar salir, porque tu mirada está en otra persona o ya ves decepciones donde no las hay.
Y con ello, comienzas a sepultar a esa amistad, porque fue una solución para mente, cuerpo y alma en unos instantes.
Pero quizás esa persona te estaba viendo con la entrega de su alma, cuerpo, mente y corazón y no lo viste.
Y allí se sigue un ciclo (a veces parece lineal), del daño a los corazones. Y doble, porque acabaste una amistad porque ya te sirvió, fue una "etapa superada" o "gracias por tus servicios, puede seguir tu camino".
El abandono de quien te auxilió en tus momentos malos, cuando se está bien, no es lo correcto, sólo es lo habitual o circunstancial en estos tiempos modernos. Y es realmente triste.
Más para la persona que te apoyó no es norma que "me debes lo que te ayudé", porque eso es un pútrido interés. Quien hace eso, no debe decirse amigo o amiga.
Dios no te castigue, no es lo que una persona dolida porque le usaste a sabiendas o no, querría. Sólo se desea que no te ocurra lo mismo o no repitas ello. Que Dios te bendiga.
Una amistad utility es una ilusión de uno, un servicio desinteresado y un deber humanista, lo que nace del corazón, es una verdad inexpugnable.
Pero, lo mejor es que la distancia que marcaste, no la recorras en retroceso...
No puedo seguir sufriendo tanto daño en mi vida, por ser bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario