Desperté. No sabía si era de día o de tarde. No sabía donde estaba. Me sentí desesperada y sola en ese lugar que desconocía pero que de algún modo me era familiar.

Tiempo después fueron esas mismas manos las que me ayudaron a bañarme, vestirme , cambiarme, comer, cepillarme y diversas actividades cotidianas, también por supuesto me reprendieron las veces que fueron necesario y así me fueron moldeando para crecer de manera adecuada, sin vicios y con los valores y principios de los cuales me sostengo hoy ante cualquier situación.
Los días siguieron corriendo, ahora con más intensidad y velocidad. Era una niña que le gustaba jugar, saltar, y si fuera posible volar. Siempre tus manos estaban conmigo.
Hasta ese día de nuestra primera despedida, ese día en que sólo te veía al visitarte y que por poco tiempo lograba compartir contigo.
Tus manos fueron cambiando, ahora con mas arrugas, mas sabiduría mas experiencia, la cual me transmitías mediante conversaciones, anécdotas y chistes.
Esas mismas manos son las que hace poco me dijeron adiós definitivamente y ahora extraño. Sí, te extraño a pesar de tu terquedad. Te extraño por tantas cosas que se quedaron conmigo pero que eran tan tuyas.
Ahora son mis manos las que quisieran abrazarte y velar por tí. Pero entiendo que eres tu la que con Dios lo estarás haciendo desde el cielo.
Zenahir Alvarado
@Zenita1987
Si desea enviar sus escritos románticos contacteme en Twitter @Humoristech
No hay comentarios:
Publicar un comentario