No es fácil para un hombre reconocer las bondades de otro. Pero es un deber cuando salta a la vista aunque sea vea por TV. Henrique Capriles Radonski, es todo un caballero.
En una Venezuela donde muchísimos hombres tratan a la mujer de "mi mujer, la jeva mía, un culito, la tierna, una tipa, esta", la verdad que el ser caballero es una especie en extinción.
No son sólo rosas, no son chocolates ni bombones. Son los detalles -como dice Oscar De León-, son esas cosas sencillas, sinceras y consuetudinarias las que hacen a un caballero.
Un saludo efusivo, donde cada ser humano es una persona y no un voto (léase, interés); en que una palabra firme pero cortés es la respuesta a un ataque, casi tan eficaz como las técnicas del Jiujitsu. Pero ya casi tan mal visto por muchos que prefieren la tosquedad como símbolo de hombría, sin darse cuenta que es machismo y la consecución de las confrontaciones.
Los caballeros dicen su sentir con medida, para o recargar los problemas en otros. Viven sus cuitas, pesares y su cruz por dentro, dejando a las conjeturas lo que le sucede a las demás personas. Y hay que aclarar, que suponer jamás es saber y mucho menos el siempre acertar.
Henrique Capriles para muchas mujeres es visto como un hombre amable, buenmozo, sincero; es deportista, estudioso y con instrucción además de educación (términos similares más no idénticos). Para muchos hombres es un ejemplo, pana, un "duro" (término coloquial para persona firme y correcta).
Más está la traba de que eso parece no tener relevancia, ser clasista o ya no importa. Por eso su ejemplo es muy poco visto y menos aplicado. No es un caballero de vestir bien, fiestas de la high y comer de lo mejor, llevando los mejores autos, en fin, el estereotipo a lo James Bond. Es un caballero del común que tuvo muchas bendiciones y sabe ser agradecido con un norte político/partidista-social.
Una sonrisa franca pero una sobriedad exacta para cuando es requerido. Lo coloquial y campechano cuando está cómodo, no para poses; lo galán y moderno para cuando las mujeres le rodean (naturalidad de nosotros los hombres); humanismo en cada ocasión, como forma de metamensaje.
Es un caballero que muchos no quieren ver; desmitificado de la imagen del Presidente/Gobernador o político famoso pero respetado por mérito propio. Contra el oprobio, la manipulación y el escarnio de quienes así creen sentirlo y de quienes obligan a sentirlo.
Un caballero que está pecando de no crear una generación de relevo que tenga un padre ejemplar. Un señor al cual, aunque la edad no nos diferencia, me toca admirar y seguir en sus paso, con respeto a la mujer, al niño, a quien tiene diversidad funcional, a los hombres, a quienes le adversan, porque su amor se llama: Venezuela.
Nos hacía falta un ejemplo así. También en las damas, ya que muchas requieren en especial aprender a valorar bien a los caballeros y a su vez se valorarán ellas mismas.
Ojalá haya más gente así, la esperanza crecería.
¿Nos atrevemos a ser caballeros basados en este ejemplo, pero con nuestra personalidad, amigos?...Yo sí, porque he luchado mi vida entera por serlo.
En una Venezuela donde muchísimos hombres tratan a la mujer de "mi mujer, la jeva mía, un culito, la tierna, una tipa, esta", la verdad que el ser caballero es una especie en extinción.
No son sólo rosas, no son chocolates ni bombones. Son los detalles -como dice Oscar De León-, son esas cosas sencillas, sinceras y consuetudinarias las que hacen a un caballero.
Un saludo efusivo, donde cada ser humano es una persona y no un voto (léase, interés); en que una palabra firme pero cortés es la respuesta a un ataque, casi tan eficaz como las técnicas del Jiujitsu. Pero ya casi tan mal visto por muchos que prefieren la tosquedad como símbolo de hombría, sin darse cuenta que es machismo y la consecución de las confrontaciones.
Los caballeros dicen su sentir con medida, para o recargar los problemas en otros. Viven sus cuitas, pesares y su cruz por dentro, dejando a las conjeturas lo que le sucede a las demás personas. Y hay que aclarar, que suponer jamás es saber y mucho menos el siempre acertar.
Henrique Capriles para muchas mujeres es visto como un hombre amable, buenmozo, sincero; es deportista, estudioso y con instrucción además de educación (términos similares más no idénticos). Para muchos hombres es un ejemplo, pana, un "duro" (término coloquial para persona firme y correcta).
Más está la traba de que eso parece no tener relevancia, ser clasista o ya no importa. Por eso su ejemplo es muy poco visto y menos aplicado. No es un caballero de vestir bien, fiestas de la high y comer de lo mejor, llevando los mejores autos, en fin, el estereotipo a lo James Bond. Es un caballero del común que tuvo muchas bendiciones y sabe ser agradecido con un norte político/partidista-social.
Una sonrisa franca pero una sobriedad exacta para cuando es requerido. Lo coloquial y campechano cuando está cómodo, no para poses; lo galán y moderno para cuando las mujeres le rodean (naturalidad de nosotros los hombres); humanismo en cada ocasión, como forma de metamensaje.
Es un caballero que muchos no quieren ver; desmitificado de la imagen del Presidente/Gobernador o político famoso pero respetado por mérito propio. Contra el oprobio, la manipulación y el escarnio de quienes así creen sentirlo y de quienes obligan a sentirlo.
Un caballero que está pecando de no crear una generación de relevo que tenga un padre ejemplar. Un señor al cual, aunque la edad no nos diferencia, me toca admirar y seguir en sus paso, con respeto a la mujer, al niño, a quien tiene diversidad funcional, a los hombres, a quienes le adversan, porque su amor se llama: Venezuela.
Nos hacía falta un ejemplo así. También en las damas, ya que muchas requieren en especial aprender a valorar bien a los caballeros y a su vez se valorarán ellas mismas.
Ojalá haya más gente así, la esperanza crecería.
¿Nos atrevemos a ser caballeros basados en este ejemplo, pero con nuestra personalidad, amigos?...Yo sí, porque he luchado mi vida entera por serlo.
Excelente como siempre Mi Pana. Exitos !!!
ResponderEliminarMuy agradecido colega. Éxitos
EliminarExcelente, una cualidad más para merecer ser presidente de nuestra golpeada Venezuela. Ncesitamos un presidente con todas las cualidaded de ese maravilloso ser humano. Ojalá lo valoremos cuando, Dios mediante, nos toque elegir... ¡Dios te bendiga, flaco!
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