Nunca ha existido mujer que me quiera y ame, pero no por ello, dejaré de
querer el querer amar. Dedico esta semana a materializar de manera escrita y muy suelta lo que
siento, deseo y anhelo decirle y materializarle a un amor que no sé si llegue a
mi vida. Pensamientos sueltos.
Que sea tu visión tan grande como la ternura de tu amor; que no oigas graznidos de cuervos, anuncios de tormentas, ni agravios postizos. Los enemigos de nuestro amor podrían camuflarse de aliados, mimetizarse en lo sacro, imitar con disfraces lo elevado. Sigamos viviendo en imbatible amor mayor, mágico, irisado.
Viviendo momentos de soledad y de tu ausencia, percibí, en sentimiento mayor, que eres mi guerra y mi paz, mi infierno y mi Paraíso, mi razón de ser y mi única verdad real.
Si hubieses sido una piedra, yo habría sido minero, artesano y orfebre; te hubiese encontrado en la veta de la más sublime mina, para amasarte el cuerpo como arcilla y modelarlo de luceros, y te habría tallado el alma como un refugio, para entronizar mi amor, y mi más hermoso sueño.
Sólo un mínimo desdén tuyo puede quemarme más que lava hirviente y conmocionarme como un cataclismo. Con tu amor y tu ternura me siento amparado, y que no hay fuerza ni energía en el Universo que se oponga a mi paso.
Te siento de un modo tan sublime, que sólo por hecho de amarte, ¡a ti!, ya es un motivo de sublime felicidad. ¡Y amo amarte!
Eres en mi vida la más bella aparición, la más tierna presencia, el más encantador sueño, la más sublime realidad.
Mi vida, mi alma y mi sentir a ti te los consagro, y quiero que mi cuerpo sea tu nicho para entronizarte. Tu vida me plena, tu alma acaricia la mía, y mi sentir siempre querrá refugiarte.
Habernos conocido y habernos amado significa, ante todo, que no nacimos en esta existencia en vano.
Por tu ausencia, y en mi soledad, sufro hasta el infinito. Te amo tanto, amor, y con la misma intensidad que sufro. Tengo miedo, mucho miedo de dejar de amarte, aunque odio este dolor. Si dejase de amarte mis penas serían mayores porque te habría desamparado. Prefiero amarte eternamente y sufrir tu ausencia, que dejar de amarte para sufrir más. No me imagino sin amarte.
Al saber que me amas y sentir cuanto te amo, sentí por vez primera la Primavera en mi alma.
Que sea tu visión tan grande como la ternura de tu amor; que no oigas graznidos de cuervos, anuncios de tormentas, ni agravios postizos. Los enemigos de nuestro amor podrían camuflarse de aliados, mimetizarse en lo sacro, imitar con disfraces lo elevado. Sigamos viviendo en imbatible amor mayor, mágico, irisado.
Viviendo momentos de soledad y de tu ausencia, percibí, en sentimiento mayor, que eres mi guerra y mi paz, mi infierno y mi Paraíso, mi razón de ser y mi única verdad real.
Si hubieses sido una piedra, yo habría sido minero, artesano y orfebre; te hubiese encontrado en la veta de la más sublime mina, para amasarte el cuerpo como arcilla y modelarlo de luceros, y te habría tallado el alma como un refugio, para entronizar mi amor, y mi más hermoso sueño.
Sólo un mínimo desdén tuyo puede quemarme más que lava hirviente y conmocionarme como un cataclismo. Con tu amor y tu ternura me siento amparado, y que no hay fuerza ni energía en el Universo que se oponga a mi paso.
Te siento de un modo tan sublime, que sólo por hecho de amarte, ¡a ti!, ya es un motivo de sublime felicidad. ¡Y amo amarte!
Eres en mi vida la más bella aparición, la más tierna presencia, el más encantador sueño, la más sublime realidad.
Mi vida, mi alma y mi sentir a ti te los consagro, y quiero que mi cuerpo sea tu nicho para entronizarte. Tu vida me plena, tu alma acaricia la mía, y mi sentir siempre querrá refugiarte.
Habernos conocido y habernos amado significa, ante todo, que no nacimos en esta existencia en vano.
Por tu ausencia, y en mi soledad, sufro hasta el infinito. Te amo tanto, amor, y con la misma intensidad que sufro. Tengo miedo, mucho miedo de dejar de amarte, aunque odio este dolor. Si dejase de amarte mis penas serían mayores porque te habría desamparado. Prefiero amarte eternamente y sufrir tu ausencia, que dejar de amarte para sufrir más. No me imagino sin amarte.
Al saber que me amas y sentir cuanto te amo, sentí por vez primera la Primavera en mi alma.
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