Una vez mis amistades yaracuyanas me regalaron una réplica de la imagen de María Lionza, aunado a su historia. Y 3 elementos se me quedaron presentes, más allá del lado místico, el lado humano y tangible:
Su imagen desnuda, refleja más que su belleza e imponente imagen, representan la libertad sin libertinaje, el romper las ataduras y dar a conocer la humildad con la cual nacemos y con la cual morimos; cómo somos, cómo vivimos y con ese templo que es la imagen que Dios nos otorgó, en el cual se encuentran habitando el alma, la mente y los sentimientos.
La pelvis, elevándolo al cielo, la reina de la Montaña de Sorte, María Lionza, eleva la pelvis que significa la fecundidad; el mundo se reproduce a través de ella, ya que en ella se posa la bendición de la vida que sólo Dios otorga. Así se ha escrito la historia de la humanidad, la reproducción de la mujer, basada en la bendición del Todopoderoso.
Templo, Protección y Bendición están entonces en la mujer; quien ama a su madre, hermana, prima, amiga, esposa, novia, tía, abuela, colega, con el amor fraternal de la amistad, familiaridad o la intimidad según sea el caso, está amando la vida.
Sí, nuestra verdadera Madre es la madre de Jesús, la Virgen María, quien derrama su amor en todas sus advocaciones. Pero hoy quise ejemplificar con aquello también tangible, lo que muchos ven y quizás no comprenden, la semiótica del amor, entendido por algunos humanos y que muchos no quieren ver.
Ojalá que ese significado se termine de develar, por ejemplo en esos hogares donde la mujer es vejada, usas e incomprendida en Occidente; o nada más que un coroto servil en el Medio Oriente, sin decir que una tristeza abrumada en el Oriente.
Hoy el mundo honra a la Mujer...esta frase, debe decirse y materializarse día tras día.
Y a las mujeres que fallan, adoptando las malas mañas del hombre, sea el cielo quien les de enseñanza, castigo o redención, ya que por igual, el bien y el mal en este mundo se pagan.
Su imagen desnuda, refleja más que su belleza e imponente imagen, representan la libertad sin libertinaje, el romper las ataduras y dar a conocer la humildad con la cual nacemos y con la cual morimos; cómo somos, cómo vivimos y con ese templo que es la imagen que Dios nos otorgó, en el cual se encuentran habitando el alma, la mente y los sentimientos.
La danta, representando a ese ser que nos cuida, vela y acompaña. Él es el mundo, él puede ser el hombre (el animal superior); acompañando los pasos de la mujer, siendo su protector, su amigo fiel. En el caso del hombre, como padre, hermano, esposo, novio, hijo, abuelo, tío, primo.Su deber es cuidarle y quererle...ya que ello por igual recibe.
La pelvis, elevándolo al cielo, la reina de la Montaña de Sorte, María Lionza, eleva la pelvis que significa la fecundidad; el mundo se reproduce a través de ella, ya que en ella se posa la bendición de la vida que sólo Dios otorga. Así se ha escrito la historia de la humanidad, la reproducción de la mujer, basada en la bendición del Todopoderoso.
Templo, Protección y Bendición están entonces en la mujer; quien ama a su madre, hermana, prima, amiga, esposa, novia, tía, abuela, colega, con el amor fraternal de la amistad, familiaridad o la intimidad según sea el caso, está amando la vida.
Sí, nuestra verdadera Madre es la madre de Jesús, la Virgen María, quien derrama su amor en todas sus advocaciones. Pero hoy quise ejemplificar con aquello también tangible, lo que muchos ven y quizás no comprenden, la semiótica del amor, entendido por algunos humanos y que muchos no quieren ver.
Ojalá que ese significado se termine de develar, por ejemplo en esos hogares donde la mujer es vejada, usas e incomprendida en Occidente; o nada más que un coroto servil en el Medio Oriente, sin decir que una tristeza abrumada en el Oriente.
Hoy el mundo honra a la Mujer...esta frase, debe decirse y materializarse día tras día.
Y a las mujeres que fallan, adoptando las malas mañas del hombre, sea el cielo quien les de enseñanza, castigo o redención, ya que por igual, el bien y el mal en este mundo se pagan.
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