Dudas a granel me invadían a la par de una gran necesidad de
satisfacción de mi placer, de mis sentidos e ir en contra de mi soledad, que
eran mucho mayores a las dudas.
Decidiéndome con argumentos como que mis gastos y gustos
personales y de casa están cubiertos, recordándome a cada instante que soy hijo
único y soltero por culpa del destino, revisé la sugerida página de Enigma Escorts, esa que tanto me
recomendaron y entre tantas…la encontré.
Me busqué el hotel más alejado, limpio y agradable que pude
conseguir; luego de mi elección vía web, llegó hora de hacer la llamada. Me veía
en el espejo de aquel cuarto y yo mismo no me lo creía. Me trataron muy bien
vía móvil, eso me calmó y dije el nombre de la dama de la cual quería su
compañía.
Esperé poco tiempo, viéndome en el espejo del techo, tomando
un valor que no llegaba; quién sí llegó fue ella. La vi a través del ojo mágico
de la puerta, era mucho más bella e impactante que en la foto, me reservo el describirla quizá por mezquindad, porque deseo ese recuerdo delicioso para mí. Y al abrir la
puerta…
Su perfume acompañado de una sonrisa y el “hola, mucho gusto, soy por quien esperabas”,
me excitó a rabiar. Ella pasó con pisada firme pero humilde. Me vio tenso y me
calmó con su mano en mi pecho, diciéndome, “te ves intranquilo, pero te pido
calma, este es tu momento y el mío, que nada lo haga caerse”.
Hablamos de lo sagrado y de lo obsceno, del país y de mis
cuitas; de nuestra ropa y del cuarto, de la salud de ambos, porque ella se
cuida para cuidar, como debe ser; eso me relajó en demasía. Había relax, de esa
que detiene el tiempo y aumenta el disfrute que se labra en la piel.
Fue a ducharse, dejando entreabierta la puerta. Al oír el
agua caer, me asomé como un niño fisgón y vi cómo se duchaba tranquila y
coqueta. Me vio y me invitó a ducharnos. Sus manos enjabonadas me hacían
temblar pero yo me aguantaba. Era algo que yo había soñado, se lo oía a los
demás y al fin lo estaba viviendo, porque me lo merecía.
Nos
secamos y apenas lo hice, se trepó sobre mí, me vio a los ojos, sonrío y sin palabra
alguna entendí que debía llevarla a la cama. Como en “Mujer Bonita”, no besa en
los labios, pero sí me dio uno en la frente que fue el estímulo final.
Debajo
de mí se le veía sentir cada embate; arañaba las sábanas, soltaba gemidos y
risas suaves, con peticiones de más fuerza, rapidez y de mi presencia y
decisión.
Luego,
ella arriba, era una amazona que galopaba hacia el horizonte del placer. Me sentí
vivo porque no estaba con un ser mecánico, sino con una verdadera VIP. Había dos personas en una.
Me
recorrió con sus labios y lengua y yo hice lo mismo; sus pechos firmes y
naturales bailaban ante mis ojos hipnotizándome a la par de darme mayor
inspiración para que ella se viniera y que su esfuerzo fuese por igual
correspondido como obviamente ella me estaba cumpliendo.
Esa
vez terminó. Un poco cansado nos abrazamos entre sábanas, hablamos, de más
temas de las personas que viven el día a día del país…y luego repetimos dos
veces más,
Fueron
la mesa, el baño, el suelo, un sofá especial los que por igual a la cama,
vivieron ese fragor y fulgor de la energía de dos cuerpos entregados.
El
tiempo hizo lo suyo, transcurrir. Ella ya había cumplido y yo había logrado esa
serenidad que buscaba en esta Enigma de Escort.
¿Qué
por qué le digo así?, porque me dijo su nombre de profesión más no el real. Ese
nombre me lo ganaría fuera de una habitación, con esfuerzo, tal cual como se
gana a una mujer. Lo que sí no fue enigmático, es que ella es un ser vivo, una
mujer de verdad, una profesión de pundonor, un corazón humano que late y vive
el día a día en su trabajo y su familia.
Yo,
me fui con una calma que tendrá mucho tiempo en borrarse. Y el día que se
turbe, pues buscaré a una Enigma Escorts
que sí, espero sea ella misma, esa sonrisa me dio mucha vida. Ella se llevó mis
miedos, con su decidida forma de ser.
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