viernes

Razones para una Sonrisa


No soy digno de que entres en mi casa, pero una sonrisa tuya, bastará para alegrarme. 

Por todo lo que imagino sin querer pecar y a veces, haciéndolo. Y siendo esto último sin delitos a la moral que tienes. Por todo eso, sonrío.

Cuando un niño espera su juguete en Navidad, cuando abraza a un padre que llega cansado y siente ese amor tan puro e inocente que cura cualquier mal día; por ello, sonrío.

Es tan grande la sensación de triunfo con una tarea simple y cotidiana que se ha realizado con acierto y prontitud, evitando que haya consecuencias incómodas para mí, los míos, los de fuera. Esa labor es mi propia esencia ante la obligación. Muchas veces hasta sin saberlo o querer darle un atributo de egocentrismo, por eso también sonrío.

Al ver a la joven madre que con una mano sostiene una bolsa, en la otra lleva a su mayor hija, en su pecho a su otra hija en un canguro, viendo todo lo que por delante tiene; por yo poder observar que esa niña sin saberlo está oteando el provenir y hay dos mujeres más a su lado y en su amor; esa escena me hace sonreír en paz y ternura.

El trazo del pintor urbano que sí quiso decir algo en un arte amplio. Ese que no hizo un garabateo con vandalismo, sino que entregó esa lágrima de emoción entremezclada con la pintura que alegrará la cotidianidad del marchante. Esa bendición de Dios de poder dibujar los sueños, lo sagrado, lo mundano. Eso me hace sonreír.

El abrazo de un padre y una madre que te quieren tal cual cómo eres, que aún en la carencia te siguen amando enjugados en aquella humildad y el saber que quien es digno no es por el dinero, sino porque sus manos saben crear destino, sus palabras se unen y se hacen fuertes para gritar rebeldía, su corazón no decae cuando pueda faltar el pan un día, ya que el cielo se lo repondrá luego como en el Padrenuestro es prometido. Por esos padres que te tratan como el infante que les unió en el amor, por esa gente que está cuando caes y cuando te levantas, por esos hombros y regazos donde descansas aún tu cabeza esperando de su imbatible cariño. Por ellos es que de amor yo sonrío.

Por ver la sonrisa que me atiende, que me expresa educación y cortesía, que no nace por compromiso sino por sentimiento; por esa sonrisa tuya que es tan mía y a la vez tan del mundo que merece ese sosiego, esa fuerza, ese placer y ese obsequio. Por esa sonrisa que me ayuda a enjugar las lágrimas. Por esa sonrisa que como dije me imagino de forma pagana es por mí, por esa sonrisa es que la mía existe.

Por lo que funciona, por lo que se viene, por el mal que cae como merece, por lo justo que asciende cuando se le creyó derrotado. 

Por los momentos de amistad, por los gustos en aquellos momentos de relax, por esa gente que te inspira con acciones y te hace suspirar con sus palabras. Por esas personas que son el reflejo de la humanidad real, de la humildad que se espera, por la esencia de un país, que son la idiosincrasia y el honor. Por lo que se puede adquirir y dar mayor valor que el banal dinero que lo compra. Por chocar nuestros vasos y decir salud. 

Por quien está en los momentos en que el alma como que se desinfla o el cuerpo resiente ante la enfermedad. Por aquellos que cuidan al injustamente prisionero y buscan su libertad; por quienes curan, por quienes alegran, por quienes aportan, por quienes mantienen la personalidad y se mueven astuta y sabiamente con la corriente. Por la imaginación, la puesta en escena, por las canciones y la creatividad. Por la picardía y sensualidad, por lo que pasa entre dos personas en la luz o en la oscuridad.

Por eso y mucho más, sonrío.

Y cuando puedo ser quien hace sonreír, siento que Dios me extiende la vida más. Y sí es en pro de la sonrisa, hago votos porque vivamos mucho, sea aquí o en la eternidad.

Argenis Serrano. Twitter: @Romantistech

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares