Del carácter fuerte se me
ha elaborado para combatir al flagelo del error y la imprudencia.
De allí es que baso mi
trabajo y emerjo.
Dulce por la esencia
natural, pero soy la semilla del sabor donde me coloque.
Ser como la mostaza, un
grano que La Biblia nombra, la historia alaba y que cada día en frascos de
variados tamaños nos acompaña las comidas, no es sencillo.
Porque hay quien no
aguanta mi picor tan suave, adictivo y peculiar.
Y hay quien cree que estoy
para que me pruebe cualquiera. No, el paladar fino, delicado y gustoso que se
gana a la mostaza, es porque la trabaja. Ninguna muestra de ganancia se acerca
a los condimentos que le dan sabor a la vida, que ponen a regodearse
cívicamente a nuestros estómagos y tratan con beneplácito al corazón.
Como la mostaza es mi
actitud y con ella también habría amor, porque quien sepa condimentar mi vida
con sabor a mostaza, me haría llegar a las nupcias sin recelo alguno.
El amor es la miel de la
vida y para mí la vida es como la mostaza. ¿Contrastes?, sí, por supuesto y eso
es bueno ya que existe compatibilidad entre ambos sabores.
No es divagar ni
justificar, es la sensación de gusto de probar y probar a la vida con el
aderezo condimentado de la mostaza.
¿Una mayonesa y una salsa
de tomate?, ¡por supuesto que sí!, ¿qué ser antinatural probaría una comida exquisita
sin ese trío que la mostaza en poca cantidad pero en alto sabor da el bautizo y
permiso de darle prestancia a una comida que tu existencia alargará?, sólo sí una alergia o
trauma les aleja se puede justificar, de resto, ¡te hace falta sabor en tu
vida!
Cada quien tiene su
debilidad pecaminosa y el evocarla no devela que espera ser atacada por allí,
ya que no es una debilidad que le haga víctima, sino más bien es una debilidad
que le hace caer en esa tentación sin ningún remordimiento. Y entre tantas
cosas, la mostaza es la mía.
Somos un grano de mostaza
en una tierra fértil. Una tierra donde me he abierto caminos con personalidad y
presencia.
Lo mío no es una cara bonita ni una actitud complaciente, es la
construcción de la personalidad, donde nada me avasalla y donde a nadie piso ni
obligo. Soy ese acidito que le hace falta a la sociedad y que le da sabor a las
vidas que me permiten acercarme y viceversa. Soy un grano de mostaza, soy
historia, soy yo y la verdad que es un amor que me alegra.
Lcdo. Argenis Serrano - @Romantistech
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