sábado

Me Siento como un Estúpido


"Me Siento como un Estúpido". Palabras suaves, como las que uno sin objetividad se dice, pero que bastan para expresar el sentir. Como sí tuviese 15 años y en el liceo le expresas tu gusto a una chica en el salón que te rechaza y cientos de abucheos, risas y miradas condescendientes vuelven a ti, tengas la edad que tengas.

Y sí, me sentí como un estúpido al expresarte lo que siento, pero es porque yo tuve la culpa. Me inventé señales, busqué crear absurdas coincidencias, analicé a mi conveniencia, escuché lo que quería y no lo que debía, igual en el ver. A los no les puse peros, y he acá el resultado factible, el rotundo no.

Porque uno siempre debe ser positivo, tenaz, disciplinado y no decaer en el éxito cuando las situaciones, necesidades e ideas son propias, lo que acarrearán decisiones personales donde el “¡sí, avancemos!”, será la orden a cumplir. Salga sapo o salga rana, allí nada nos detiene. Pero cuando la decisión final y total proviene de otra persona, la cosa cambia.

Y uno se derrumba, dice que no va a llorar y tiene ese llanto malo que queda por dentro, que ahoga a la razón y saca a flote la oscuridad, esa que sabemos que existe y que vencemos con nuestras buenas acciones. Ella no se ahoga, sino que se hidrata.

Queda dejar de llorar para que se seque el pesar. Y decidir si volverlo a intentar o de plano quedarse tranquilo, porque la estupidez repetida ya es algo que no voy a decir para no ser soez.

La contraparte no tiene ningún deber de decir que sí, sólo por complacer, porque allí empieza el fracaso. Cuando un hombre no atrae, no crea las situaciones debidas, no inspira, no emana el feeling, no tiene qué ofrecer, está signado a la estupidez del no. También porque hay algo que se llama destino y hay fantasmas bromistas que nos desvían la mirada a quien no es, le decimos lo que sentimos y con un no, nos sentimos en un abismo.

Y cree uno aprender y que no volverá a suceder. Pero toca recordar aunque no guste, que sí no hay destino, que sí no se gana, que sí no lo decide ella, pues la estupidez volverá. Y quien reta al destino, termina desengañado.

Es increíble que con tanta reflexión que denota inteligencia, no deje de sentirme como un estúpido.

Te presento mis disculpas por ilusionarme solo y decírtelo. 

Ahora queda el siguiente peor paso, que no te pierda por esto.

Argenis Serrano - @Romantistech

1 comentario:

  1. Sentirse estúpido es una decisión de vida, en mi caso me enseñaron a decir lo que sentía, bueno o malo.
    Aprendí que el amor, la lealtad, la fidelidad, el respeto es decisión de uno y la otra parte no está obligada u obligado aceptar lo expresado.
    A lo largo de mi vida he dicho lo que siento y cuando de amor se trata también he sido rechazada, así lo pensaba y creía yo, hasta que entendí que quien se lo perdía era el otro y no yo.
    Por eso siempre digo cuánto quiero a las personas, cuando realmente es así.
    Cuando no las quiero también se los digo, los seres humanos están acostumbrados que solo escuchan lo que quieren escuchar y no lo que les corresponde.
    Así que no debemos sentirnos estúpidos por manifestar nuestros sentimientos, simplemente usted lo expresa y el otro se lo pierde.
    Usted libera y el otro pierde la oportunidad de ser querido desde lo más profundo del corazón y con el amor más puro.
    K.B

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