martes

Y decirte tantas cosas bonitas🤫

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Tengo muchos mensajes para decirte, pero no debo, porque tienes novio y eso lo respeto. Aunque te vea triste, la verdad que no debo.

Tengo tantas palabras bonitas para animarte, pero no sé tu número, y en persona las podrías sentir como otra cosa que no es y de allí al conflicto y el perderte hay un paso.

Por eso, escribirte no debo.

Quisiera decirte tantas cosas que suspiro entre recuerdos y no debo porque estás casada y tienes descendencia. Entonces no debo.

Quisiera decirte tantas cosas pero me dejaste de hablar cuando te casaste y tu esposo hostil podría agredirte si tienes un amigo o conservas a éste que tenías.

Por eso no debo decirte nada.

Te quería enviar unos mensajes que me inspiran tus ojos de ensueño; pero es tan duro recibir un ok tan frío o un emoticón picando un ojo, que las ganas se me quitan.

Entonces mejor dejo los mensajes en el tintero de mis dedos. Los alejo del código binario que entiende un celular o una computadora. Los alejo de mi mente. Les doy muerte antes de pensarlo.

Podría encerrarlos en estas paredes de un blog, pero, ¿pueden de verdad vivir las palabras sin una musa que son su oxígeno ni la lectura apreciada que es su alimento?

Las palabras son bonitas cuando son sentidas, cuando tienen quien las inspire, al existir una meritoria razón, cuando buscan un fin para nada perverso que sea una sonrisa, un aliciente, un suspiro, un apoyo moral.

Me sigo tragando las palabras bonitas porque simplemente ya el tiempo bifurcó los caminos y dejaron de estar esas personas a quién dárselas.

Y no, no es que esté solo en el mundo. Pero no hay ese punto cardinal que las reciba, interprete, reflexione, las haga una “charla literaria”, se alegre.

No busco ni agradecimiento ni entrega psicofísica, sólo buscaba a quién darle las palabras bonitas.

Ojalá que el supuesto don pudiese ser traspasado a quien sí tiene a quien escribirle cosas bellas y no sabe o no lo hace.

Quizá de esa forma estuviere yo rescatando a alguien de no sentir aprecio, apoyo, cursilería, emoción, estima, seducción, picardía o reflexión.

Y estaría así salvando a tantas palabras bonitas que se me mueren porque no hay quien las lea, las entienda o las aprecie.

Y no hay quien no tenga un problema ético entre el tabú, lo íntimo y el poder de las letras bien sentidas, que pueda sin conflicto recibirlas.

¡Así es la vida, palabras bonitas amigas mías!, nacemos, nos desarrollamos, existimos y cuando no logramos ser y estar útiles, palidecemos y morimos.

Ojalá existieras, persona receptiva, para inspirarme, halagarte, estimularme y meritoriamente decirte tantas cosas bonitas.

Argenis Serrano - @Romantistech


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