Como niños sonriendo a
las burbujas vemos que emergen al mundo en buen vuelo.
Erráticos prismas que
con la brisa cantan su armonía.
Jugamos a atraparlas,
demostrando nuestra calma. Algunas explotan, otras se quedan y muchas se
escapan.
Aquellas burbujas con
las que podemos hacer malabares mientras tienen vida, se hacen extensión de
nuestros cuerpos.
Otras, realengas, van a
nuestros ojos a cerrarlos con un ardor inmerecido, pero no reprochable.
Así mismo son las burbujas
de la vida, siendo éstas pompas de jabón la gente que se queda para hacer malabares
a nuestro lado.
Está la burbuja que nos
intenta herir, pero no puede porque somos dueños del juego al que sonreímos y
modificamos para seguir.
Están las personas
burbujas gigantes que estallan frente a nosotros tan solo para alertarnos y
sólo así pueden hacernos abrir los ojos.
La vida es un frasco
que lanza burbujas para que estemos con ellas.
Algunas se solidifican
y encierran dentro de sí todo lo valioso de la vida. Amor y amistad las
llamamos.
Otras burbujas las
soplamos con la intención de darles una forma, jugando a la creación.
Cuando no quedan como queremos
les hacemos estallar, quizá por perfeccionistas o quizá, soberbios.
Al quedar como
queremos, se nos olvida que su vida es un paso corto, como la nuestra en el momento eterno del universo.
Mientras una burbuja
vive, el entorno ríe, pesca, caza, toma, ofrece, exclama su buena fortuna al
atraparla y ansioso al viento la devuelve.
Cuando una burbuja
muere, sabe que su misión cumplió aunque fuera brevemente.
Más la mente siempre
podrá retroceder a esos instantes y llenarse el alma de esa gracia y calma de
verle, seguirle y quizá, tenerle.
Como las burbujas de amor que
somos tú y yo, creadas para ser alegrías mutuas y del mundo, encontrándonos en
el aire y siempre mirando al cielo.
Somos esas burbujas que
se niegan a caer, que se hacen resistentes, como aquellos sueños bohemios que proyectos
y logros se hicieron.
Un poco de agua y
jabón, un palito y un soplido dan vida a las burbujas.
Un poco de amor, de
emoción, un besito, dan vida a una hermosa aventura.
Que se remontará al
cielo y desde allí verá al mundo, la más redonda, exacta y eterna de las
burbujas.
El lugar donde como
burbujas, se multiplicarán siempre los buenos deseos.
El espacio donde como
burbujas maltrechas, reventarán y se olvidarán aquellos que se inflaron de ego.
Te pido así que juntos
soplemos burbujas y entre ellas, por fin dancemos.
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