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Querido Yo

Querido Yo: Necesito hablarte de lo bueno que me ha ocurrido en este tiempo, porque en los momentos más amargos estuviste allí, escuchando, desde el más estentóreo de mis gritos, hasta el más desconcertante de mis llantos.

 

He estado viendo al cielo de otra forma, pensando en los que allí están y que sólo en mis recuerdos mentales o fotos, puedo ver y sentir.

 

El espíritu no se agobia, incluso al saber que seguirá ocurriendo y seguirá doliendo. He aprendido a seguir sin olvidar, pero a su vez, sin recordar lo amargo que cada cosa puede ser.

 

Vivo con una sonrisa en el alma que al principio temía perder y ahora, siento, querido yo, que ya reside en mí y será por siempre mi cuerpo, su hogar.

querido yo

 

Ando abandonando los anhelos de un amor, sin volverme seco ni resignado. Por lo visto aprendí a amar mucho más allá de lo que deseaba y esas cosas y personas sí se dejan querer por mí.

 

Todo se volvió una forma de ser feliz, incluso en las risas que devienen de la frustración, una extraña reacción de defensa del cuerpo que bien vale la pena experimentar, incluso cuando ríes como loco en la calle, entre tantas caras amargas.

 

Querido yo, he vuelto de esa estúpida cripta que yo mismo me construí en base a dolores y cuitas banales que fui amurallando y quise trepar.

 

Estoy al nivel que quiero, con los dos pies en la tierra, la mente en el universo y el corazón en quienes me necesitan.

 

Esos sueños despierto, cuando la luz se apagan, no tienen finales tristes, sino desarrollos divertidos y anecdóticos que parecen no tener fin.

 

Y cuando el sueño me invade, las construcciones oníricas no logran intimidarme y mucho menos despertarme con sobresaltos de una conciencia que en ocasiones tenía errores por los cuales disculparse y, en otros momentos, sólo se despertaba temerosa y aburría por lo que pueda pasar.

 

Cada segundo es el futuro, y en ese estamos tú y yo querido yo, siendo mejores incluso cuando el entorno no lo quiere.

 

A cada problema, un paso a paso para irlo resolviendo. Hasta cuando el estrés ataca, mi ser se aplaca y vuelve a las agarraderas de la coherencia, por mí mismo o por la buena asistencia del entorno.

 

Porque esto te va a alegrar, querido yo. En derredor los campos de buenas personas que fuimos regando con la personalidad y la verdad, han comenzado a dar sus frutos, cada vez más jugosos en sabiduría y humanidad.

 

Podemos unirnos en la adversidad así como en la alegría. Ser iguales sin ser umbilicales, estar cerca incluso en la distancia, somos el ser y el estar en su máxima expresión.

 

Nadie debe estar solo, no es un deber, aunque sea su derecho escapar de vez en cuando. Pero lo que se logra y no se comparte, realmente de nada nos vale, así que mejor es que el equilibrio del mundo, sea realmente en comunión con quienes mucho valen.

 

La musa llega, los momentos se disfrutan, lo locuaz no falta, las sensaciones afloran; todo es de todo color en cada instante; y cual Pigmalión, nos amoldamos para ser uno con el entorno y demostrar que la confianza investida en nosotros, no se pierde.


¿Y sabes qué me alegra, querido yo?, que la confianza entre tú y yo, ahora es real, constante y cada vez más fuerte. Lo que yo no creía de mí, la vida lo forjó y ¡Qué bueno lo que en nosotros logró!

 

Querido yo, no sé qué me hicieron para sentirme tan bien, sin ser ofensivo con la realidad de los demás. Y no pienso averiguarlo, sino disfrutarlo.

 

Porque sé que tú necesitabas eso de mí, tal cual yo necesité de ti y allí estabas siempre. Y que necesitas salir de los agobios, los desaires, del dolor de lo que no tiene, de quien no llega a tu vida a quererte.

 

En fin, es momento de despejar, barrer, trapear y poner bien bonita al alma en la que ambos habitamos, sin falsas poses ni motivos secundarios.

 

Sólo seguir con más paz, para que los años que nos quedan por vivir, sean menos agobiantes para ti y seamos ambos, querido yo, más útiles por igual para los demás.

 

Ser ciudadanos del mundo, los que esperan un beso robado, un amor fortificado y que gozan cada instante de las maneras más simples pero que construyen pensamientos, es lo que nos toca ser hoy y mañana, tal cual nos tocaba antes y por necio, lo truncaba.

 

Te quiero querido yo, por todo lo que has logrado al despertar de la pesadilla en la que tú (yo) mismo, nos fuimos directo a ahogar.

 

Queda mucho por hacer y a ambos no nos queda de otra que hacerlo, para ser gente llena de contento.

 

Estaré contándote lo que suceda en siguientes oportunidades, tú relájate y continúa fortaleciéndote de lo mejor que te brinda la vida y nuestra gente querida.

 

De: Argenis Serrano
Para: Mi querido Yo 

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