Sí,
te presento mis disculpas, porque es la forma correcta para algo tan debido. No,
no te pido perdón, porque eso no más se le pide a Dios y quizá a los padres.
Mi
formalidad de ahora es la misma que cuando nos conocimos, de cada vez que
interactuamos, de lo mucho que nos dijimos, de la buena manera en cómo nos
miramos.
Salvo
que yo aprovechaba cada ocasión para sumergirme en tu mirada, dar el gran salto
para adentrarme cuán clavadista en las profundas aguas surgidas de un manantial
que habitan en tu mirada y son la puerta a tu mente, alma y corazón.
Como
si me viere flotando feliz en las calmas aguas del Cenote azul, estuve cada instante que compartimos. Y por ello, te
presento mis disculpas por a tanto, osar.
También
me disculpo por creerme digno de ti, soñar un futuro bonito contigo, que
fuésemos la verdadera definición de pareja, que n es más que estar a la par en
los momentos de bien, en los instantes regulares y cuando azota algún mal.
A
los soñadores se nos castiga con la realidad y la mía es esta, en la que no me
queda más que solicitar tu buena pro, para que todo el cariño y el amor que por
ti siento y que debí callar para no “¿arruinar”?, nuestra amistad.
Te
presento mis disculpas por ser y estar, porque de seguro se sintió como que lo
hacía no más por estar enamorado. Y no es así, sino mi forma natural de ser.
He
sabido qué es el abandono y la indiferencia, ser utilizado y olvidado. Y en
mundo con gente que juega con otra y aplica el ojo por ojo, yo sólo prosigo con
mi camino, porque ponerse a hacer lo mismo que me hicieron los demás, por las razones
que sean, es dejar de tener originalidad y personalidad.
Aunque
te presento mis disculpas sinceras, has de saber que todo lo que sentí, soñé,
imaginé, luché, se queda intacto. Porque perder todo lo bueno que en mí has
procurado, es sinónimo de lanzar a la nada, mi propia historia.
A
veces vemos, pero no observamos, porque con nuestros anhelos, confianza, el
sentir que tenemos derecho a ser felices y la oportunidad, nos obstruyen a la
realidad, que no es otra que la contraparte, también visualiza lo mismo para
sí, pero no con uno.
Te
presento mis disculpas y espero que en algún momento, este episodio de
sinceridad y ansias de poder juntar nuestros destinos, se olvide y no más
recuerdes que toda mi amistad es real y por siempre lo será.
Porque
perderte del todo, sí que será el peor de los castigos para el jamás delito de
amar de verdad.
A
la espera de tu respuesta, pasen los días, semanas o años, aquí estará siempre
el amigo al que conociste…
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