En la vastedad,
bajo el cielo estrellado,
donde los ecos
de tambores lejanos resuenan,
anhelo las
melodías que el viento llevó,
susurros de una
tierra que nunca olvidaré.
La lluvia
bendice, cae sin cesar,
sobre la sabana,
la tierra de sueños dorados.
Es el ritmo, es
la vida, el latido ancestral,
que en mi
corazón, por siempre retumbará.
En cada
amanecer, veo tu luz brillar,
África, tus
misterios no dejaré de buscar.
Es tu voz en la
lluvia, el canto del mar,
la promesa de
aventuras que está por llegar.
Recuerdos de tus
noches junto al fuego ardiente,
historias
contadas con la luna presente,
son los ecos de
un tiempo que se quiere quedar,
en la memoria de
aquellos que saben escuchar.
La sabiduría de
la tierra en cada grano de arena,
el suspiro del
viento, la paz que serena.
África, en tus
vastos horizontes me perderé,
y en cada gota
de lluvia, tu esencia beberé.
En las llanuras
de África dorada,
Donde el sol
besa la tierra amada,
Se escucha el
rugido del león al atardecer,
Un canto
ancestral que invita a no temer.
Surcando ríos de
aguas cristalinas,
Entre bosques de
belleza divina,
Un elefante
majestuoso camina con gracia,
Bajo la luna que
ilumina su esbelta estampa.
Enlazados por la
red de la naturaleza,
Hermanados en
una eterna belleza,
Los colores de
la tierra se fusionan en armonía,
Como una
sinfonía que embriaga al alma y la guía.
África, tierra
de encanto y misterio,
Donde la vida
late con fulgor y serio,
En tus paisajes
milenarios descansa la historia,
De un continente
vibrante que despierta la gloria.
Desde el
Kilimanjaro hasta el río Nilo,
En la sabana se
esconde un hilo,
Un lazo
invisible que conecta al hombre con la tierra,
Recordándonos
que en este mundo, todo se aferra.
En cada brisa
que acaricia la sabana,
En cada estrella
que ilumina la mañana,
Resuena el eco
de la vida en su esplendor,
África, tesoro
ancestral del que somos su amor.
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