En
un laberinto de hilos suaves me envuelves,
donde
el carmesí pinta los deseos de tu esencia,
cada
curva un misterio que mi pecho eleva,
y
el alma clama en su danza, buscando tu presencia.
Tus
formas se dibujan en festones rojos,
como
el ardor del sol que en la piel se enreda,
tus
labios, como el vino, en su dulce arrobo,
susurran
promesas de pasiones encendidas.
Y
en las sombras del terciopelo que abrazas,
los
secretos de la noche susurran en silencio;
mi
amada, de tu abrazo el alma se agazapa,
riendo
en los reinos que florecen de mis pensamientos.
Prendas
sutiles que despiertan al deseo,
cubriendo
bajo susurros los encantos ocultos;
cada
roce un suspenso, cada suspiro un juego,
en
el fervor compartido de anhelos absolutos.
Celebro
tu esencia, divinidad entre sueños,
marcando
mis pensamientos con tu suave presencia;
sólo
con imaginarte, el deseo amanece,
en
un lecho ardiente de fervor y ternura.
Ropa
íntima que me muestras,
Mejor
a la que me imagino,
Elegante
de lo ancho a lo fino,
Armónico,
como lo que lleva escondido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario