No te quiero como una amiga, te quiero como feliz destino.
Me sacas el cuerpo a cada rato. Me dices "amigo", supliendo mi nombre, porque sabes que decírmelo me emociona. No sabes cuánto me duele de ti.
Esperaba una cita contigo y me dijiste que estabas ocupada. Y a los días veo en tus redes sociales que sales con alguien que quieres.
Eso se llama perder, eso se llama distancia, eso se llama crueldad. Pero sigo siendo tu amigo aunque no es lo que quiero.
De ti sólo tengo ello, amistad, con muchísima distancia entre nosotros. La distancia duele cuando es más mental y actitudinal, que la distancia física medida en kilómetros.
Te respeto, te adoro, te quiero, pero también debo respetarme, adorarme y quererme. La forma más ecuánime es respetar tu decisión de no dejarme intentar el amor.
Más te digo que esa forma de amistad que usas, con escudos, púas y palabras llenas de excusas, puede separarnos como se separan los enemigos. No te podría odiar, criticar, reprochar ni ofender. Pero sí me puedo desvanecer y materializarme con el resto del mundo, del cual no me voy a negar jamás, aunque le falte alguien: TÚ.
¿Qué nos depararía el destino?, bueno, yo sí voy a inventar todo lo bonito que me nace y lo pícaro que soy. Para que las lágrimas se den cuenta que doler y salir no tiene razón de ser más que un rato.
Sí vales mis lágrimas, pero las de felicidad. Las de dolor son una ofensa a lo que te quiero.
Sí alguien no te gusta, dilo. Los pedazos rotos de su alma se reunirán y no quedarán marcas. Con mentiras, hasta pedazos faltarán que luego serán llenados con el mármol del resentimiento.
Vivir quiero, amor quiero. Me doy la vida y el amor propio que me merezco y guardo el que te tenía, para lo que la vida diga.
Gracias por ser una experiencia, linda tú, no dicha experiencia.
Cuenta conmigo, porque sí soy tu amigo cercano, no el que vas arriando a la nada.
Me sacas el cuerpo a cada rato. Me dices "amigo", supliendo mi nombre, porque sabes que decírmelo me emociona. No sabes cuánto me duele de ti.
Esperaba una cita contigo y me dijiste que estabas ocupada. Y a los días veo en tus redes sociales que sales con alguien que quieres.
Eso se llama perder, eso se llama distancia, eso se llama crueldad. Pero sigo siendo tu amigo aunque no es lo que quiero.
De ti sólo tengo ello, amistad, con muchísima distancia entre nosotros. La distancia duele cuando es más mental y actitudinal, que la distancia física medida en kilómetros.
Te respeto, te adoro, te quiero, pero también debo respetarme, adorarme y quererme. La forma más ecuánime es respetar tu decisión de no dejarme intentar el amor.
Más te digo que esa forma de amistad que usas, con escudos, púas y palabras llenas de excusas, puede separarnos como se separan los enemigos. No te podría odiar, criticar, reprochar ni ofender. Pero sí me puedo desvanecer y materializarme con el resto del mundo, del cual no me voy a negar jamás, aunque le falte alguien: TÚ.
¿Qué nos depararía el destino?, bueno, yo sí voy a inventar todo lo bonito que me nace y lo pícaro que soy. Para que las lágrimas se den cuenta que doler y salir no tiene razón de ser más que un rato.
Sí vales mis lágrimas, pero las de felicidad. Las de dolor son una ofensa a lo que te quiero.
Sí alguien no te gusta, dilo. Los pedazos rotos de su alma se reunirán y no quedarán marcas. Con mentiras, hasta pedazos faltarán que luego serán llenados con el mármol del resentimiento.
Vivir quiero, amor quiero. Me doy la vida y el amor propio que me merezco y guardo el que te tenía, para lo que la vida diga.
Gracias por ser una experiencia, linda tú, no dicha experiencia.
Cuenta conmigo, porque sí soy tu amigo cercano, no el que vas arriando a la nada.
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