¿Qué cuánto te quiero?, ¿Qué cómo
demostrarlo?, no te quede duda que con acciones que digan más que palabras,
porque esa es la forma de respetar a una persona y más cuando es una mujer,
siendo acrecentado esto último cuando se trata de la mujer que amo.
Pasear y al fin mostrarnos cómo
somos, más allá de la desnudez, sino en el compartir, interactuar y expresar
conocimientos y sentimientos, ese es un buen punto de partida para una
relación. Por ello decidí buscar un alojamiento en Menorca, una bella casa para que ambos nos
diéramos el tiempo real de inicio para la consolidación de nuestras vidas: el
matrimonio. Al menos ese era mi plan.
Ir por Menorca, un paraíso que quise
conocer y qué mejor que contigo, para ver sus Cala, la de Pregonda y
Macarelleta en el amanecer y atardecer; ir transitando por el famoso Camino del
Caballo y luego ir a sus divinas playas como la de Son Bou y la muy calma de
Cavallería, tal cual una pareja de amigos me contó que les emocionó en su luna
de miel.
Dada tu preparación intelectual y empatía,
me pareció idóneo que departiéramos en el Museo Militar y en el Museo de
Menorca, maravillado por demás con el de Isla del Rey. Entre gustos similares, disertaciones,
anécdotas y aprendizaje, sentí que más nos íbamos enamorando, porque existían
más encuentros entre nuestros seres.
Por nuestra religión y creencias, fue de
mutuo y grato acuerdo el ir a la Iglesia Catedral, a la Iglesia del Carmen y a
visitar los conventos. En lo personal, agradezco a Dios por ti y pido a Él por
nosotros y por mi país.
Luego de un paseo sorprendente por una Cantera
de Piedra Lithica, convertida en jardines, ¿por qué no refrescarnos y
entonarnos?, entre pareja, vale. Sí que un tour por las Bodegas Binifadet y catar
su buen vino no nos caía mal. Y más para tomar un poco de valor para el paso
que estaba por dar…y que tú ya presentías.
Esa noche, luego de una maravillosa fiesta
en la Cova den Xoroi, no me arrodillé ante ti, porque siempre has querido que
nos veamos cómo somos, iguales. Más sí con las palabras en nuestras miradas que
se abrazaban en la cercanía, nos dimos un mutuo sí.
Bucear, hacer montañismo, senderismo,
probar variada gastronomía es más enriquecedor cuando se está con la persona
amada. Y tú, me diste esa riqueza que será perpetua y recíproca, lo que te
demostraré siempre con acciones, más que con palabras. Y cuando pensemos en
Menorca, pensaremos en la consolidación del inicio de nuestro amor ante Dios y
los hombres, y seguramente, en volver.
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